Día 25

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‹‹Espero estés preparada para formar parte de esta familia››

‹‹They say it's you make

I say it's up to fate

It's woven in my soul

I need to let you go

Your eyes, they shine so bright

I wanna save that light

I can't escape this now

Unless you show me how.

When you feel my heat

Look into my eyes

It's where my demons hide...››

(Demons. Imagine Dragons)

07 de octubre

—¿Es broma, Joss? —Tengo los dientes apretados, de lo contrario podría gritarle, sin importar que estemos rodeados de otros estudiantes en el estacionamiento de la facultad.

Ignoro su mirada de cachorro desamparado, ya debería saber que eso no funciona conmigo. Menos cuando me está dejando tirada.

—¡¿Qué culpa tengo que Brian me haya llamado a última hora?!— Exclama con los brazos echados al aire. Conozco su estrategia de hacerse la víctima.

—¡Tienes toda la culpa, Joss Rafael! —Arguyo, olvidando mi regla de no llamar la atención— Sabías que teníamos este compromiso con Salvador, pudiste decirle a Brian que no. Puede vivir sin verte un poco más.

Siento la mirada de algunos a nuestro alrededor, supongo que les sorprende escuchar mi voz. Es entendible. Frunzo el ceño cuando el rostro de Joss se contrae con pena. Esto es increíble.

—¿Y qué Brian se moleste conmigo? ¡No podría!— Lleva una mano al pecho, como si la sola idea le perforara el corazón.

Brian es su mejor amigo, y al igual que él, es histriónico por naturaleza. Es de los pocos amigos de Joss que aguanto, aunque justo en estos momentos no quiero ni escuchar de él.

—¡Ah! —Abro los ojos con sorpresa, y no de la buena — Pero no te molesta dejar a tu hermana tirada —encojo los hombros, indignada —. Después de todo solo compartimos sangre, padres, apellidos, recuerdos... poca cosa.

Intenta abrazarme. Doy dos pasos atrás, con la ira ardiendo en mis ojos.

—No te atrevas —le advierto.

Sabe que no me gusta ir a ningún lugar sola, menos si es a conocer a otras personas. Salvador estará allí, pero no es igual, él no me da la seguridad que me da el imbécil de mi hermano mayor. Necesito a mi hermano mayor conmigo. Pero dicho hermano mayor tiene otra idea.

Podría cancelarle a Salvador e inventar una excusa, pero se ha tomado con elegancia lo del otro día, cuando abiertamente lo rechacé. No deseo seguir decepcionándolo. ‹‹Quizás sea lo mejor››; el pensamiento es un eco en el lío que tengo en la mente. No. No quiero. No lo haré.

—Vamos, Bea. No vuelvas a molestarte conmigo —suplica con las manos unidas, como si rezara.

—Debiste pensar en eso antes de cancelar algo que ya habíamos confirmado— espeto cruzándome de brazos.

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