Día 344

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Ella me está reclamando, y su clamor duele 

‹‹Whatever makes you happy

Whatever you want

You're so very special

I wish I was special

But I'm a creep

I'm a weirdo

What the hell am I doing here?

I don't belong here...››

(Creep. Radiohead)

15 de Agosto

Jamás te diré que no, ¿cómo podría?

tu reserva es agradable,

pero te pierdes en tu mundo,

y no logro saber cosas que me son interesantes.

Si hay algo que quieras decirme,

si hay algo que quieras pedirme;

dímelo, pídemelo.

Jamás te diré que no, ¿cómo podría?

Conocerte es mi razón.

Tu naturaleza es el único lenguaje que quiero leer.

S. L

 No dejo de pensar en este poema. ¿Sabías que había algo mal? ¿Te estaba hiriendo entonces?

Estoy siendo aplastada por mi carcelera. Siento que camino por una extensa ciénaga, en donde sus aguas susurran, llamándome. Es un cántico constante e imposible de ignorar. No puedes arreglar algo roto de la noche a la mañana, lo sé, pero quise seguir adelante.

Convencí a Salvador de visitar a su mamá. Porque se me metió en la cabeza que debía reparar la relación con sus hermanos, y los gemelos eran los más apremiantes, porque son con quienes nunca había compartido realmente. Sin mencionar que son los más pequeños y los que están en un ambiente desagradable. Lo comprobé los dos días que Salvador soportó en el apartamento de su mamá.

No sé si hice bien. Quiero decir, estoy convencida que Salvador necesita a sus hermanos, pero... desde que regresamos de ese viaje no me he estado sintiendo bien, como si hubiese dejado toda la energía en ese pequeño espacio, en donde se respiraba un desprecio y dolor desgarrador.

El problema no fue Marta —la mamá de Salvador—, ni los gemelos. El problema fue Sean, el esposo de Marta y padre de los niños. Dos días conviviendo con él y terminé sin energía; despide una oscuridad corrosiva y ruin. Es un hombre desagradable en muchos aspectos. Pude entender por qué Salvador no volvió a ese lugar.

También entendí a qué se refería Salvador cuando decía que su mamá es de las que se sacrifica; falta algo en su mirada, algo fundamental. Sus ojos tienen el mismo tono café de los de Salvador, pero no tienen nada de la calidez viva de éste.

Ahora, los gemelos... fueron lo mejor del viaje. Me recordaron mucho a su hermano mayor, no físicamente, sino en el ingenio y la capacidad de entender todo con facilidad. Quieren ser ingenieros aeroespaciales, y no dudo que lo logren; con la guía adecuada lo harán.

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