Día 303

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Padres

‹‹Let's face all our fears

Come out of the shade

Let's burn all the money

Absolve all the lies

And wake up unscathed

The big picture's gone

Replaced with visions of you

Now life can begin

I've cleansed all my sins

I'm about to break through››

(Something human. Muse)

05 de julio

He estado dándole vuelta a un mismo tema: La familia de Salvador.

Hace unos días papá sugirió una cena con ambas familias; teniendo en cuenta que ya conocemos al Dr. Luna, y que no es del otro mundo una reunión así cuando se está en una relación con alguien, tiene sentido que papá lo espere. Sin embargo, la expresión de Salvador fue casi de pánico puro, mezclado con reticencia e incomodidad. No es la primera vez que noto esa reacción ante la mención de su familia. De hecho, prácticamente no sé nada de ellos.

Cuando estoy en una buena racha, en donde mi carcelera está al margen, tiendo a dejarme embriagar por el sosiego, olvidando que hay una realidad llena de sombras y dolor al otro lado del escudo que creo gracias a las chispas de luz que trae la felicidad consigo. Y en esos momentos mi atención es peor que de costumbre, porque... ¿de qué otro modo pude dejar que pasara tanto tiempo sin haber indagado en este tema? ¿No se supone que cuando amas a alguien quieres saber todo de esa persona? La familia es una parte importante de quien somos después de todo.

—¿Conocen a la familia de Salvador—lanzo la pregunta al aire.

Joss me dejó frente al edificio hace unos quince minutos. Y mientras Raed y Charlie juegan en la PlayStation, y Bianco y Alejandro los observan atentamente; yo me he limitado a cavilar. Esperando que Salvador y Jeremy lleguen de un ensayo de la banda. Pude ir hasta el almacén en donde ensayan, pero no me siento muy cómoda con los demás integrantes; quizás no lo hagan adrede, pero me observan como si no pudiera estar más fuera de lugar a su alrededor.

—Solo Alejandro ha convivido con ellos—responde Bianco sin apartar la vista de la pantalla de la tv.

—¿Y los demás?—insisto.

—Julio ha venido un par de veces por aquí—dice Raed por toda respuesta, mientras machaca el mando de la Play.

Algo me dice que tampoco les gusta hablar de este tema. Alejandro debe notar mi frustración, porque posa sus ojos en mí y dice, circunspecto:

—La familia de Salvador es complicada.

‹¿No todas las familias lo son?››, quiero argüir, pero entonces Charlie hace no sé qué cosa y le gana la partida a Raed, haciendo que se cree un barullo en el grupo.

Vuelvo a la realidad cuando escucho la voz de Raed, mezcla de advertencia y amenaza.

—Cuando Salvador te dé una paliza no voy a intervenir, CC. Estás buscando lo que no se te ha perdido.

Debo inclinarme un poco hacia atrás en el pequeño sofá verde lima en el que estoy sentada, porque Charlie, desde el sofá más grande, ha cruzado el límite de espacio personal al que todos tenemos derecho. Tanto así que puedo percibir las sutiles rayas ámbar que cruzan el verde en sus irires.

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