Día 284

56 13 109
                                    

Siempre fuiste tú 

‹‹I went to so many places

Looking for you in their faces

I could feel it

Oh, I can feel it.

I'm wastin'my time when it was always

you, always, you

Chasin'the high, but it was always you,

always you

Should have never let yoy go

Should have never let you go, oh, my baby...››

(Always you. Louis Tomlinson)

16 de junio

Sebastian Vogel lo planeó todo. Traer a los chicos fue su excusa para volver a la ciudad —debíamos encontrar la forma de alejarlo más seguido de la oficina—. Le dio el recorrido a todos por la cabaña, volvió a repetir que estaban en su casa y salió hacia su propio refugio del olvido: el trabajo.

No importó cuánto insistí —todos insistimos— en que se quedara el resto del fin semana. Ya había tomado una decisión, incluso antes que el grupo llegara. Así que lo dejamos ir.

‹‹Disfruta de tus amigos, ángel. Ríe, diviértete, crea nuevas recuerdos.›› Susurró contra mi oreja, mientras me abrazaba frente a la camioneta, que ya estaba preparada para volver a casa. Me limité a asentir, porque una inesperada expansión me golpeó el pecho, como si el corazón hubiese crecido más de lo permitido.

Pronto me descubrí menos turbada por la despedida de papá. Tenía a Salvador, a mi hermano, a Los Bohemios, a Aslan... todos estaban reunidos en un solo lugar. Sin mencionar que la compañía de otras chicas fue una sorpresa agradable. Nina despide una energía contagiosa, de esas que te hacen sentir parte de algo, de alguien. Y Michelle... era la primera vez que compartía con ella, pero reía cada vez que abría la boca, en especial porque no sentía compasión por Joss.

Antes estaba convencida que estaba loca, ¿sabes?, porque no podía encontrar otra explicación para lo que me parecían voces viniendo desde el fondo de mi cabeza, voces que me decían que nunca sería suficiente, que nadie podría querer jamás a alguien roto como yo.

El Dr. Pacher insistía en que no estaba loca, estaba seguro que no era esquizofrénica, ni nada parecido, como yo le aseguraba. Que solo era una estrategia de la depresión y la ansiedad para aislarme, para hacerme creer que en su calabozo estaba más segura, que la soledad era mi hogar.

En esos días, en donde era capaz de sentir la fuerza que me unían a mi familia, a ti, a los chicos... era capaz de comprender a qué se refería el doctor. No era yo, era el método que usaba mi carcelera para mantenerme a su lado.

—B, nunca mencionaste que eres rica—dice Charlie, observando cada rincón que alcanza con los ojos.

Después de la cena que Raed y Bianco prepararon, nos sentamos frente a la chimenea, para reposar y hablar un rato antes de ir a dormir.

—Esto no es mío, es trabajo de mis padres—repongo, divertida.

—¿Y no es lo mismo?—interviene Joss con un asombro que sin duda es genuino.

Un diario para ti. ✔. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora