Día 94

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¿Puede esto terminar ya?

¿Puedo solo apagarlo todo?

‹‹I know I'll wither

so peel away the bark

because nothing grows when it is dark

In spite of all my fears

I can see it all so clear

I see it all so clear.

...

But I'm OK

In see- through skin

I forgive what is within

because I'm in this house

I'm in this home

all my time.››

(Crystals Of Monsters and Men)

15 de diciembre

Soy experta en tomar decisiones destructivas, es como si mi carcelera me hubiese hecho inmune al dolor, o peor, masoquista, siempre buscando la forma de que clave sus garras en mí y envenene todo a su paso.

Justo ahora estoy experimentando la agonía de alejar a la única persona que ha logrado pasar mis muros sin gran esfuerzo; solo con sonrisas, bromas, palabras dulces e ingenio. Nunca sentí un dolor como este, como si las esquirlas de mi corazón y alma se clavaran en mi interior y empujarán incesantemente para hacer la herida más profunda.

Ni siquiera cuando dejé los antidepresivos y creí que moriría ahogada por el torrente de emociones y sensaciones que cayeron sobre mí abruptamente. Había botado la brújula que me guiaba con toda la intención de dejarla ir. Decisiones destructivas. Pero tenía que hacerlo. Debía hacerlo.

Igual no me gustaba cómo me hacían sentir la mayor parte del tiempo: apagando ciertos ruidos, pero intensificando otros. Casi siempre estaba ansiosa, incluso en casa. Sin mencionar los malestares físicos que me hacían sentir una inútil enfermiza. Tenía que estar bien, porque el cáncer de mamá seguía avanzando y papá y Joss estaban cargando con todo.

Sí, a veces pienso que quizás lo mejor habría sido seguir con ellos. Pero eso ya pasó. Otro método que no funcionó.

Ahora... ahora tengo este dolor palpitando y respirando como un ser vivo dentro de mí. Por momentos no sé quién soy o dónde estoy.

Mamá no está.

Ella siempre estaba. Me daba la fuerza que requería para no desaparecer, porque ella lo sabía. Mantuvo el secreto, porque sabía que no quería que nadie más se sintiera mal por mí; yo ya me sentía lo suficientemente miserable cuando veía la tristeza que le causaba mi enfermedad, que no pudiera hacer más que acompañarme le carcomía el alma. ¿Cómo podría soportar ver esa emoción en Joss o papá o Jess?

No le hacía gracia ocultarle algo tan importante a su esposo, y aun así nunca violó mi confianza. Por eso pensar en ella, en ocasiones, me resulta aterrador. Comprender todo lo que perdí con su partida es una carga que no soportaré. Lo sé.

Enfocarme en cuidar de papá y mi hermano ayudó a que no me desmoronara. Mi necesidad de tener todo limpio y ordenado subió de nivel. Pero era mi manera de estar ocupada. Luego llegó la universidad; ya antes el estudiar había sido un gran aliado para mis pensamientos caóticos. Y ni qué decir de Salvador... por breves momentos creo que lo mejor habría sido no conocerlo.

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