Un diario para ti. ✔.

Día 102

Joss, el Celestino

‹‹Like a diamond

From black dust

It's hard to know

It can become

A few give up

So don't give up on me

Please remind me who I really am...›› 

(Dark side. Kelly Clarkson)

23 de diciembre

Quizás mamá tenía razón y el amor es una fuerza poderosa y misteriosa, a la que no le gusta que le lleven la contraria. Un titán con su propio sentido de la realidad.

He estado pensando mucho en la relación de mis padres. Por un lado, ella afirmaba que papá la salvó de un círculo vicioso en donde solo atraía escoria, mientras papá asegura que la amó desde el primer momento y que ella representó la llegada del color a su vida.

La primera vez que la vio ella estaba abstraída en su bloc de dibujos, mientras se sentaba frente a un cuadro de Van Gogh, Almendro en flor —era de sus favoritos—, en el Museo de Arte. Entonces supo que debía acercarse y conocerla, que debía hacer que lo viera.

Sebastian Vogel siempre ha sido analítico, de los que siguen las reglas y se sienten cómodos siguiendo un patrón. En cambio, Victoria Sandoval, era caótica, salvaje, de las personas que te decían ‹‹¿y si probamos esto?››, así, de la nada; podía cambiar de opinión en un abrir y cerrar de ojos. Y sin embargo, él fue el primero en enamorarse; tuvo que esperar mucho para escuchar esas palabras saliendo de la boca de mamá.

Me has preguntado cuándo supe que te amaba, y no he podido ser precisa, porque simplemente no lo sé.

No sé si fue de forma gradual, con cada uno de los momentos que compartimos.

No sé si fue con aquel primer poema.

No sé si fue con el primer beso.

No sé si fue cuando el terror de perderte para siempre me consumía.

No sé si fue ese 23 de diciembre.

Solo sé que amarte ha sido la forma en la que la vida volvió a recordarme que hay más que dolor y autodestrucción.

Jess, con su ímpetu, logró sacarme de casa y prácticamente arrastrarme a un salón de belleza, porque según ella ‹‹lo mejor para dejar la pena atrás es un nuevo corte de cabello. Cambiar de look››. Quise replicar y decirle que si eso fuera cierto hace rato habría dejado todo mi dolor atrás, pero me callé y dejé que me arrastrara.

Terminé con un corte de puntas, flequillo, y un underlights rosa chicle. No estaba convencida de algo así, pero no tenía fuerzas para discutir con Jess, quien estaba más que entusiasmada por el cambio.

¡PLAC!

—¡Vamos a salir, Bea!—el decibel que usa es excesivo para el espacio. ¿Habrá olvidado que las puertas cerradas están cerradas por una buena razón?

Le doy una mirada torva a mi hermano y aprieto los labios para no soltarle lo que estoy pensando. ¡Por poco sale volando la laptop de la cama!

—La próxima agradecería que tocaras, preferiblemente como alguien civilizado—mascullo. Acomodo la laptop sobre mi regazo— ¿Estás tomando energizantes de nuevo?— Inquiero cuando noto el incesante movimiento de sus dedos; lleva el móvil en la mano derecha. Además, casi está dando saltitos, también está el brillo febril en sus ojos.