2; "Uno, dos, tres"

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Cuando desperté, Keigo y Rumi se habían ido, el despertador retumbaba con violencia contra mis oídos. Los cachorros ladraban con las mismas ansias que yo de que alguien callara ese aparato, pero no sucedería al menos que me levantara.

Ponerse un uniforme era raro, pero ver mi cuerpo en él era incomodo. Si sucedía algo aquella pollera no era la más adecuada para atacar; <<¿qué podría llegar a suceder?>> pensé mientras un escalofrío recorría mi cuerpo, intentaba afirmarme que todo estaría bien, debía estarlo. El teléfono sonó, eso es raro.

Mitad-Mitad: Estoy afuera.

Le había pedido que me acompañara hasta la escuela, debía admitirlo, sí ayer estaba asustada, hoy estoy aterrada. Deje todo listo para mis cachorros, contrate a alguien para que los venga a alimentar y limpiar la casa, dejarle esa obligación a Keigo seria un asesinato perruno. Al salir de casa sentía que perdía firmeza, sabía que me convertiría en estatua sí me detenía en la entrada. Salude a Shoto con la cabeza, ambos teníamos suficiente sueño para no hablarnos. Nos detuvimos a comprar una bebida para desayunar, yo iba a pedir un café pero me terminó comprando un té helado.

--Un café no ayudará a tu ansiedad, el té te relajará y, como es frío, te despertara.--Dijo tendiéndome el vaso de plástico, sus acciones siempre hablaban más que sus palabras.

En la entrada de la Academia nos separamos, ya que yo tenía que realizar un papeleo. Me iba a dar un ataque, habían demasiados sonidos, distintas direcciones, volúmenes, radares, muchas voces, diferentes timbres, conversaciones, risas, tonos, algunas me hacían sentir sola y otras incómoda. Empecé a caminar cada vez más rápido, hasta empezar a correr. <<¿DÓNDE ESTÁ LA SALA DE PROFESORES?>> Comencé a desesperarme, estaba perdida y el aturdimiento no cesaba, había gritos, me tomé las orejas; <<¿por qué nadie me advirtió de esto? ¿por qué no me lo vi venir?>> no llevaba ni una hora ahí y ya me quería ir. Vi el cartel al final de un pasillo, fui hacia la puerta como si mi vida dependiera de ello, todos los adultos dentro de la habitación me miraron, estaba derrotada ante el ruido en el suelo. Aizawa se acercó casi que riéndose.

--Bienvenida a la escuela, Shigaraki-- estaba parado enfrente de mí, con los brazos cruzados y una sonrisa en su cara que resaltaba sus ojeras, llevaba toda la ropa negra, como siempre, con vendas blancas alrededor de su cuello. Aizawa siempre fue el único que me llamaba por mi verdadero apellido, todos dentro de esa sala sabían quién era, con todos me refiero a: All Might y el director Nezu.

All Might, él no me quiere, podrá ser el icono de la justicia, pero nunca me aceptará, siempre me juzgo. No me quiere ahí, sabe que soy la llave para llegar y entender los experimentos de mi padre, pero mis recuerdos han sido bloqueados y, por más que lo intenté con 50 psiquiatras distintos, no hay forma de romper ese candado. Traumas.

--Ya, levántate-- dijo a modo de orden, no me ayudó, ni me ofreció la mano, se sentó y me esperaron, estaba mareada cuando me puse de pie pero no fue nada a comparación de mis ganas de vomitar luego de hacer una reverencia.

--Es un gusto, soy Seina Shigaraki, aunque eso ya lo deben saber. Soy hija de All for One, pero legalmente estoy en las manos de Keigo Takami, también conocido como Hawks. Sé que no confían en mí...- pensaba seguir pero eso fue suficiente para que Nazu y All Might bajaran la mirada.

--Legalmente de Hawks, académicamente mía, -- dijo Aizawa mirando con molestia la reacción de sus compañeros-- así que más te vale no avergonzarme. Ve al salón, siéntate donde encuentres lugar. -- Quede perdida; <<¿Se iba a hacer cargo del papeleo por mi?>>, tuve que irme. <<¿Qué acaba de suceder? ¿Esto es lo normal?>>.

Los pasillos estaban más silenciosos y de repente aquel sonido peor que cualquier voz de dolientes, la campana. Busqué y tomé de mi mochila una pastilla para el dolor de cabeza; <<hoy será un día extremadamente largo>> pensaba mientras caminaba hacía el salón, eso fue más fácil sentía el olor de Shoto, eso me guiaba, no estaba tan perdida; <<deberé comprar algún tipo de tapón o auricular para mis orejas>> abrí la puerta pensando y caminando como si fuera un fantasma invisible. Me senté en el primer asiento que vi libre, girando hacia atrás a la derecha estaba Shoto, y volví a la realidad. Todos me miraban, me ahogaba.

A Little Loss of InnocenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora