Sintió su corazón latir rápidamente y como su rostro se volvía rojo a medida que más lo miraba.
– Me duele...
– Lo siento
Mingyu quitó su mano del brazo de Wonwoo, después solo se quedaron callados bajo la lluvia. Ambos fueron al cobertizo a refugiarse y observaban como la lluvia caía.
– Mi nombre es Mingyu. Es un placer conocerte.
– Si no tiene nada más que decir, me retiro. Arruinaste el breve momento que tenía para mi...
Lo último lo dijo en voz baja, sin embargo, Mingyu había oído claramente la palabra "arruinaste"
– Perdón, no era mi intención...
Wonwoo se moría de vergüenza porque tal vez aquel hombre si lo había escuchado y no solamente eso, sino que también lo vio saltar bajo la lluvia. Pero no pudo evitar hacerlo, ver las flores tan hermosas y el campo tan grande. Sentía que su corazón bailaba, que era uno con el campo de flores.
La lluvia ahuyenta a las personas y esa es la mejor parte. Pero porque está persona estaba ahí.
– Espera Wonwoo.
Wonwoo se volteó rápidamente y lo miró directamente a los ojos.
– No quiero tener nada que ver con alguna persona, lo mejor para los dos será no hablar. Estoy maldito y sólo le traeré mala suerte.
A Mingyu no le interesó nada y arrancó varias flores de la tierra. Están eran amarillas, azules y rojas, hizo un ramo rápidamente y se las extendió a Wonwoo.
– Toma estas flores.
Wonwoo lo miró raro.
– ¿No escuchaste lo que acabo de decir?
– Sí, pero para mí no eres eso. Quiero saber más de ti. Acepta esto.
– No acepto regalo de extraños. Me tengo que retirar.
Wonwoo se adentró al bosque y sentía como la mirada penetrante de Mingyu lo seguía mientras más se adentraba. Le habían regalado unas flores, un completo extraño. Pero él sabía que no era cualquier extraño, sino se trataba del mismísimo príncipe de la región.
🌼🌼🌼
La alarma sonó y marcaba las siete de la mañana del lunes. Hoy era su primer día de trabajo.
Últimamente Wonwoo tenía sueños con un hombre que se parecía a Mingyu sólo que en otro tiempo. Le parecía raro, pero no le tomaba importancia a ese tipo de cosas, tal vez era la culpa de no estar más en contacto de él o de haber aceptado el dinero que llegó de la nada. Por otro lado, hoy era su primer día y tenía que ir y dar su mejor esfuerzo.
Fue otra vez a la universidad y se dirigió a recursos humanos. La misma señorita sin gracia le dijo que tenía que esperar ahí por el supervisor.
Wonwoo se sentó y espero tranquilamente, observando su alrededor, la gran ventana que tenía a su lado mostraba un gran campus con chicos de su edad practicando algún deporte, otros se sentaban a charlar y otros a comer. Su sueño era estudiar más y quien sabe, estudiar geografía. Pero, mientras más tiempo pasaba, menos esperanzas tenía de que alguna vez iba a cumplir eso.
El supervisor fue a él y le dijo que lo guiaría por la universidad y que pabellón se encargaría de limpiar. Wonwoo presto atención a todo para no ganarse su odio y con su mejor esfuerzo trato de no mirar al suelo mientras le hablaba.
– Eso es todo ¿Tienes alguna duda?
– No, todo está claro.
– Perfecto, entonces puedes empezar con esta aérea, de ahí cuando termines terminas con el resto del pabellón.
Ese día le tocó limpiar la cancha de básquetbol y era inmensamente grande pero ya confía en sus habilidades de limpieza y sabía que podría hacerlo fácilmente y así fue, fue algo que le tomo casi medio tiempo de su jornada realizar, después fue a los baños de la cancha y a seguir limpiando y desinfectando. Agradecía que los alumnos no eran unos simios y que al menos no le daban mucho trabajo.
Al final del día se encontró con un poco de dolor de espalda. Pero para su mala suerte se había olvidado su paraguas.
Marcaban las ocho de la noche y la lluvia estaba en todo su clímax, era correr hasta el paradero y tomar el bus de la siguiente hora o arriesgar a esperar y quien sabe tomar el último bus.
Puso su mochila encima y corrió rápidamente hacía el paradero. Sé sentía como un niño y mientras corría pisaba los charcos que se formaban, se sentía como un ser pequeño en un lugar tan grande.
– ¡Wonwoo! ¡Espera!
Escucho una voz masculina llamarlo tan fuertemente que se detuvo en plena lluvia. Volteó y veía a un hombre alto corriendo hacía él.
– ...?
La lluvia lo estaba empapando y quería ver el rostro de esa persona. Sé limpio las gafas y no era cualquier hombre, quien se acercaba con un paraguas cubriéndolo y casi empapándose, por que correr no le ayudaba a cubrirse del todo bien.
– ¿Wonwoo eres tú?
Esa voz la reconocía. Era la voz de Mingyu.
– Podríamos ir a otro lado, me estoy mojando.
– Ven a mi paraguas, cúbrete aquí. Podemos ir juntos bajo la lluvia.
Mingyu en camilla era una persona, pero fuera de esta parecía un actor de película. Su altura, proporciones y rostro, no lo hacían sentir a Wonwoo del todo cómodo, inmediatamente bajo la cabeza.
– Tengo que ir al autobús.
– Yo te llevaré a casa
– En serio, tengo algo de prisa...
– ¿Estas seguro? ¿No quieres tomar algo?
Wonwoo volvió a caer bajo ese leve hechizo que tiene Mingyu sobre él, aquel donde no puede decir que no y sólo acepta a donde lo lleve, o al menos el poder de las palabras utilizadas por Mingyu lo hacían sentir como si no hubiera ninguna mala intención detrás de estas.
– Que sea algo rápido...
– Es por aquí.