Nueve

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Mingyu se levantó y fue corriendo a vomitar al baño. Su cuerpo sudaba y sus manos temblaban, se apoyó en la taza del baño como si ya no tuviera fuerzas a continuar. Su piel se encontraba pálida y tenía algo de fiebre.

Su ansiedad había llegado a ese punto. Un punto donde no tiene control de su cuerpo y ya no se manifiesta en emociones sino con enfermedades, recaídas o pequeños espasmos. Entendía que el problema de raíz y todas estas molestias que tenía, era su madre. Saber que no hace nada por su nombre y que no puede hacer nada por ella.

Sólo visitó su tumba una vez y fue el día del funeral.

A sus tiernos doce años Mingyu trato de averiguar dónde estaba enterrada a su madre. Sólo faltaba saber el lugar, tenía unas flores y estaba bien vestido para ir a visitarla. Su padre era alguien recto en ese entonces y sólo se dedicaba al trabajo. Él entendía eso, muchas veces el secretario de su padre se dedicaba a cuidar de él o de estar pendiente de él. Le pregunto si sabía dónde se encontraba la tumba y este le dijo que era mejor no preguntarle a su padre, sino se pondría de mal humor. Mingyu sabía a qué se refería, le pegaría o le gritaría sin cansancio. Lo mejor sería desvestirse y hacer como si nada hubiera pasado.

Jihoon era un hombre extraordinario para él, siempre había sido bueno con él y velaba por Mingyu, tenía un total balance entre su vida laboral y privada. Un día Mingyu lo vio besarse con un hombre fuera de su casa, Mingyu era pequeño aun así que preguntó por él.

– Él es mi esposo Mingyu. Es un buen hombre

Desde entonces Mingyu no juzgaría a nadie por sus preferencias. A medida que iba creciendo a Mingyu no le gustaban las mujeres, no por algo en especial sino porque siempre se le acercaban mujeres ostentosas, exageradas o paranoicas. Desde entonces nunca ha tenido una relación. Tampoco un primer beso y menos sexo.

Lo único que conocía era que hasta el momento solo quería una persona con la pueda compartir lo más íntimo con él, que puedan tener tal confianza que no habría necesidad a veces ni de hablar. Sólo sabía que a veces sentía atracción hacía los hombres, pero no era algo fuerte. Lo suficiente para saber que si se podía enamorar.

La primera vez que se enamoró fue de uno de sus amigos, pero nunca dijo nada y gradualmente se graduó de preparatoria y no se volvieron a ver. Quisiera tener un amor igual de bonito que el de Jihoon y su esposo. Todo el mundo sabía quién era Mingyu y la fortuna que heredaría, por eso se le hacía difícil confiar en las personas.

Conocer a alguien nuevo siempre era un reto, porque no sabía si sus intenciones eran de una simple amistad o de un arribista. Siempre llamo la atención, y en toda su educación tuvo varios amigos, de todo un poco algunos se acercaban por interés y otros por forma un lazo amical con Mingyu. Pero, ellos no sabían cómo era la vida de Mingyu fuera de la escuela, solo podía confiar en su amigo Minghao, que su amistad fue algo inesperada, sin embargo, solo basto una tarde de verano en el río para saber que su relación de amistad sería profunda.

Mientras veía su vómito en el retrete, todos esos recuerdos aleatorios y sentimientos pasaban por su cabeza.

Está harto de vivir.

Eran las 6 de la mañana y no tenía sueño, su primera clase comenzaba aún a las diez. Tampoco quería estar en casa, así que sólo fue a la universidad a investigar un poco más y adelantar temas, repasar un poco y organizar algunas cosas del comité.

Mingyu estudia neuropsicología, era lo único que hacía y que disfrutaba hacer, piensa que es de las pocas cosas que ama, por lo tanto, siempre se esfuerza en saber más. Fue a la biblioteca antes de ir al comité y pidió unos cuantos libros.

– Creo que con estos estará bien.

Mingyu disfrutaba de leer sobre su carrera, sobre todo por que más te adentras, todo parece una historia que se enlaza una cosa con la otra. Escogió un libro en especial ese día.

– El mundo de los ojos cerrados.

Sólo leyó la típica parte de atrás, que era un resumen del libro. Eran estudios sobre como los sueños pueden llevarte a muchos lugares. Algunos pueden ser visiones del futuro, manifestaciones del inconsciente y viajes con tus antepasados.

Después de agarrar los libros, fue al comité. Se sentó y comenzó a leer.

Uno de los primeros estudios era sobre un neurólogo ruso y era sobre como algunos sueños pueden significar visiones del futuro. Explicaba que uno puede tener diferentes referencias en un sueño para saber que se trata del futuro, al principio la persona no lo entendería, pero hubo varios casos donde en su investigación válido que 4 de cada 10 personas. Tiene al menos una vez al año un sueño previsorio.

A Mingyu no le había pasado eso y sólo pensaba que tal vez en algún momento lo tendría.

Mientras más leía, más absorbido estaba por el libro. Hasta que llegó a la última parte.

Un psicólogo analista aseguró que al menos una vez en la vida de una persona, está conoce a sus antepasados en sus sueños y a veces llega a vivir pequeños fragmentos aleatorios de su vida pasada. Relataba que, si la persona más soñaba constantemente con un patrón de personas que conocía el soñador, probablemente haya sido su antepasado y las personas que lo rodeaban antes.

Sostenía que si más soñaba con su antepasado era que se encontraba en contacto directo con una persona que influyó en su vida pasada o algún recuerdo o momento que hizo activar esa pequeña parte que todos tenemos.

A Mingyu le pareció raro el último párrafo. Se sentía algo extrañado por que últimamente soñaba con una casa de madera, un caballo negro, un campo de flores y un sujeto parecido a Wonwoo, pero sí eso era verdadero entonces había la posibilidad de que él y Wonwoo se hayan conocido en sus vidas pasadas.

– Tal vez estoy pensando mucho...

Mingyu cerró el libro y fue al salón de clases. 

Punto de Inflexión [Meanie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora