need to know ➵ ʙᴛs;; jhs [✔]

O29

pov's kim solhee

A la mañana siguiente de haber estado con el Señor Jung, al despertar y bajar las escaleras siendo ya sábado, pude notar a mi padre sentado en el sofá con mi abuela frente a él escuchando lo que atentamente le contaba. Mis pasos fueron oídos por ellos, porque al instante giraron en mi dirección, el hombre se levantó para acudir a mi en un abrazo, uno al cual no pude rechazar por más que estuviera evidentemente incomoda. Solo quería saber si eso que había escuchado ayer era verdad, y si es que mi padre se iría del país.

—SolHee, justamente vine hoy para hablar contigo.—no me había buscado en todos estos días, no recibí llamadas de su parte y mucho menos mensajes preguntando como estaba. Yo era alguien que no importaba en su vida. Nos sentamos en el sofá, la abuela tras besar mi frente con algo de hipócridad se fue a la cocina para preparar café, solo para su amado y único hijo. Permanecí en silencio mientras con nerviosismo mi progenitor se preparaba para hablar— Sabes que yo he tenido algunos problemas en el trabajo, por lo que junto a algunos compañeros decidimos presentar una demanda a mi jefe. Ganamos el juicio ayer en la mañana, y dentro de unos días recibiré una suma de dinero, con la cual pienso emprender un nuevo negocio...

—Eso es muy bueno, papá.

—Pero la cosa es que —rascó su nuca, evitando mi mirada sobre él— pensaba en ir a Estados Unidos.

Todo lo que dijo, en realidad, es bueno, o tal vez, es malo. Según la forma es que quiera verlo en estos momentos, lo único que es cierto es que mi padre se irá, y no me ha tomado en cuenta para nada, sé que busca nuevas oportunidades, las que perdió siendo joven al tenerme. Sin embargo es algo doloroso saber que yo, un error, seré dejada atrás como un perro que creció y la familia ya no quiere en su hogar. Un nudo se instalo en mi garganta, haciéndome imposible hablar, sentí los brazos del mayor rodearme en un intento de consolación débil, lo acepté, por más que estuviera tan enojada ahora mismo solo necesitaba que alguien me hiciera sentir importante.

Como si fuera una razón para quedarse.

—Si me va bien en el extranjero podre hacer que vengas conmigo.—levanté mi vista a él con esperanza.

—¿En serio? ¿Viviremos juntos?

—Claro, podrás comenzar la universidad allá, con tus excelentes notas es más que obvio que iras a una muy prestigiosa. Podrás hacer cosas nuevas y... pasaremos tiempo juntos.

Entonces, posiblemente la ida de mi padre no es tan mala y nos traiga cosas mejores en el futuro. Me obligué a sonreír, asintiendo.

—Esta bien. —dije— Promete que te esforzaras, así viviremos juntos.—alcé mi dedo meñique.

Con una risa saliendo de sus labios mi padre alzo el suyo y lo rodeo con el mío, formando así un pacto.

—Lo prometo.—nuestras miradas conectaron para llenarse de felicidad, una pura.