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pov's kim solhee

En completo silencio, perpetuandome a mi misma di el primer paso hacia el interior de mi hogar, ¿Puedo seguir llamándolo de esa forma tan acogedora? Aquí es donde he estado viviendo estos últimos años, es en donde mi madre y yo reíamos viendo la televisión, en donde comía sin culpa, en donde... en donde he sido feliz, o aparentandolo. Ahora, me encuentro en una confusión grande, y es que no sé si soy feliz. ¿Vale la pena seguir viviendo de esta forma? Es hasta gracioso, nunca nadie antes me advirtió en no confiar en los extraños. Se apoderan de tú alma, de tú familia, de tú felicidad...

Simplemente no los dejes entrar a tú casa a bañarse, no aceptes una cena con él porque estás sola todos los días de tu maldita existencia sin sentido. ¡Eres un error! Soy un error, mi nacimiento es una desgracia para mis padres, me siento desamparada en esta situación, quiero huir, pero mis piernas no actúan, solo caminan hacia él. Sentado en la mesa de la sala, mastica la carne con una sonrisa en sus labios, teniendo los papeles seguí avanzando hasta que me detuve del otro lado de la mesa.

Levantó su vista, causando escalofríos en cada parte de mi frágil y lastimado cuerpo.

¿A donde iré? Mi futuro era prospero, siendo una de las más inteligentes del salón tenía la Univeridad asegurada. Mi padre me daría una buena vida en América, ¡Joder! Ni siquiera tuve tiempo de llorar adecuadamente su muerte, quiero verlo otra vez, poder ser la niña que él quiera.

—SolHee —mi nombre salio de sus labios en un susurro que no me agrado, tragué saliva sin apartar la vista— ¿Volviste?

—Aquí estoy. —dije, afrontandolo— Traje tus papeles.—levanté la mano, mostrándolos.

—Que buena chica eres.—se levantó, haciendo la silla hacia atrás, esta rechino.

—Tengo una pregunta, Señor Jung. —cuando se detuvo frente a mi, hablé directamente a sus ojos que me perturban— ¿Dónde está mi madre?

—No quiere salir. —contestó— Ya he intentando mucho, pero ha entrado en negación. ¿Qué más podemos hacer? Sólo dejemos que...

Mentiras, y más mentiras. Arrojé las hojas en su rostro para correr hacia el pasillo, golpeé repetidamente la puerta de mi progenitora mientras gritaba su nombre, necesitaba de ella, nunca creí decirlo, pero quería escucharla. Necesitaba tenerla a mi lado en estos momentos, pero nadie salió, nadie contestó, a cada momento perdía sentido. Giré cuando sus pasos se acercaron, consternada y fundida en lágrimas quise apartarme, pero su fuerte mano tomó un puñado de mi cabello.

—¡Sueltame, bastardo! ¡Mamá, mamá!—grite, rogando ser liberada para huir a los brazos de esa mujer que me dio la vida.

—¡Nadie saldrá, SolHee! —exclamó, empujándome. Caí directo al suelo, golpeando mi cabeza contra este— Entiendelo, ya no están.

—¡Es tú culpa! ¡Lo estafaste!

Papá, sin que yo ni nadie supiera, había contratado al Señor Jung como abogado, el aludido debía ayudarlo en el juicio contra su jefe. Ganó una buena suma de dinero que jamás recibiría, pues firmo un contrato donde todo iba dirigido a otra persona. Ahora todo se encuentra en la cuenta de depósito de Jung Hoseok.

Su mirada me aterra, y mucho más saber de todo lo que es capaz sin que nadie lo sospeche, en silencio actuó bien. SeonHwa se suicidio tras quedar en quiebra, sólo, sin nadie, no pensó en mi, la vergüenza pudo más. Solo fue una tarde, lo había visto horas antes, ¿Por qué tan rápido? ¿Por qué no intento salir adelante? ¿Ya nada lo impulsaba? No necesito ir a E.E.U.U, solo quiero estar con él.

Sé que atrás de esa puerta no hay nadie, mi madre no está. La pregunta es que, ¿Dónde la dejó?

—Tú padre firmo el contrato, niña. —se colocó de cunclillas frente a mi— Y tú madre, ella... se dejo guiar por un par de dulces palabras. El suicidio resultó ser más fácil que afrontar los problemas, supongo que amaba a ese hombre aunque fingía no hacerlo. ¿Era yo su premio de consolación? Puede que sí, así como ella el mio.

—Eres un enfermo.—cada parte de mi comenzaba a aceptar este final desastroso.

A veces los finales felices no son para todos.

—¿Lo soy? En este mundo llaman loco a todo aquel que se arriesgue a cumplir sus metas sin importar el proceso. Desde la primera vez que te vi supe que eras perfecta, compré un apartamento a tu lado, me metí en la cama de tu madre, trabaje para tu padre... ¡¿Qué más necesitas?! ¡Soy perfecto para ti! Ni siquiera Park JiMin llega mis talones y lo sabes.

Sus celos, su toxicidad, todo de él me espanta.

—¿Dónde la dejaste?—pequeñas hileras de lágrimas recorren mis mejillas.

—¿Dónde crees?

—¡Enfermo! —volví a gritar, el bilis subía por mi garganta. No se cómo, pero de una patada su cuerpo se alejó del mío, pude levantarme e intentar correr hacia la salida del hogar.

Aunque, debía suponerlo, él está siempre dos pasos adelante. Comencé a ver negro cuando un jarrón impactó contra mi cabeza, mi respiración entrecortada y sus llamados por despertarme entre la sangre de la herida me hicieron pensar que, por fin, esto acabó.

No sé que me deparará.