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pov's kim solhee

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pov's kim solhee

—SolHee, ven aquí.—gritó desde la sala.

Me encontraba fascinada por esta nueva realidad, repleta de miedo y tristeza. Mi vida se estaba convirtiendo en una verdadera mierda. Estaba siendo controlada hasta cada mínimo detalle por el hombre que dijo cuidarme, se aprovechaba del hecho de que mi madre no está en condiciones mentales para cuidar de mi y de mi integridad. Los golpes en mi piel son evidencia de que aquella persona no es un santo como pensabamos, pues, ante su enojo, desquita todo en mi. Tras el funeral de mi padre todo en esta casa se convirtió en algo oscuro, sin emociones.

El martes fue el funeral, asistieron sus amigos más cercanos y la escasa familia que tenía, mi abuela lloraba a mares, culpando a mi madre por algo que en realidad no tenía sentido. El miércoles SeokHee se encerró, dejó de ir al trabajo. El jueves intenté salir, pero no podía, era prisionera en este jodido apartamento. El viernes, ya casada de todo, comencé a golpear la puerta de su habitación, rogando que saliera, prometiendo ser mejor hija, quise hablar, decir lo que en verdad pasaba. Pero no pude, mi boca fue cubierta por su mano, más tarde, me golpeó en el rostro.

—¿Qué sucede?

Parece no querer irse del apartamento, al contrario, se creé dueño de todo aquí. Es el único que ve a mamá, lava su cabeza con idioteces falsas, le lleva comida y la 'cuida.' ¿Por qué estoy tan dolida? Debería ser obvio que esto sucedería, es absurdo. Ni siquiera puedo ir a la escuela, no tengo comunicación con el exterior, quería hablar con JiMin, pedirle disculpas por no llegar...

Los ojos del mayor me analizaron, se quitó los guantes de cocina e intento tocar mis mejillas, tiene la manía de hacerlo. Me aparté, temerosa.

—Ya esta la cena, cariño.

—Bien. —retrocedí— Pondré la mesa.

—Algo más. —me detuvo— Necesito que vayas a mi apartamento, toma los papeles que están sobre el escritorio de mi oficina. Los necesito.

El Señor Jung apenas duerme en su casa, únicamente va por Mickey, duerme aquí, hace los quehaceres del hogar y convive como el patriarca. Odio, sin dudas, esto. No tenía más opciones, así que fui por lo que extrañamente me pidió, ingrese el código de acceso a su hogar para entrar definitivamente, escuchando los ladridos de la dulce mascota. Acaricie su suave pelaje, y bese su cabeza, quisiera estar a su lado todo el día, pues es más simpático que su dueño. Me vi en la obligación de dejarlo de lado tras pasar unos cuatro minutos, necesitaba hacerlo rápido o indudablemente el castigo me haría arrepentirme.

Entré a la sofisticada oficina, no tenía tantas cosas, un par de muebles con libros y portafolios, unos cuadros familiares y un escritorio en el centro cerca de la pared, caminé a este y me fije en los papeles que había. Eran dos, sus pequeñas palabras mareaban mi mente. Quise, en secreto, leer un poco de lo que decía antes de entregárselos. Fui atrevida por esta vez y me senté en su silla, donde fumaba de vez en cuando.

Empezando por el primer párrafo, estaba concentrada en cada palabra elegante. Hasta que de a poco la expresión en mi rostro cambiaba, no podía imaginar que esto ocurriría, y que él, era responsable de cada acción. ¿Hasta que punto llegas por poder y ambición? O más bien, ¿Por obsesión?

 ¿Hasta que punto llegas por poder y ambición? O más bien, ¿Por obsesión?

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need to know ➵ ʙᴛs;; jhs [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora