Snuggle moments [Sylki]

Here comes the sun

Life isn't about waiting for the storm to pass,
it's about learning to dance in the rain.

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Cuando Sylvie está abrumada, huye.

Como cuando discute con algún profesor y sale del aula dando un portazo antes que la manden a la dirección.

Cada vez que pelea con sus padres adoptivos, escapa de casa.

Siempre que reacciona con enojo, hay una emoción más vulnerable bajo la superficie. Algo que le avergüenza admitir y prefiere salir corriendo, para que nadie pueda juzgarla o no pueda escucharlos criticar.

Loki lo sabe, así que no puede evitar preocuparse. Porque a veces ese enfado le dura horas y ella hace cosas imprudentes como treparse a un árbol para pasar la noche, aguantando el frío de Tønsberg.

Hoy es el último día de invierno, por alguna razón está lloviendo a cántaros y Sylvie aún no ha regresado a su casa.

Loki le envía mensajes, también le envía mensajes a sus tutores cada media hora preguntando por ella y obtiene la misma respuesta: no ha vuelto. Al final, ya ni siquiera le contestan, deben haberse dormido.

El pelinegro siente que se volverá loco si pasa un segundo más encerrado en casa, sin saber si ella tiene frío, si ya comió algo, si está viva o algún automóvil la ha arrollado y está agonizando en alguna carretera.

O quizá Odín tiene razón y él es especialmente propenso a los pensamientos fatalistas.

De cualquier forma, necesita saber si ella está bien. Así que sale de la cama, y corre al cuarto de Thor sacudiendo su hombro para despertarlo.

—Tomaré prestada tu camioneta, inventa algo si mamá pregunta —Antes de escuchar la respuesta ya ha tomado las llaves y está saliendo por la puerta.

—Pero son las dos de la mañana... —Protesta Thor consultando su reloj, adormilado, antes de darse cuenta que su hermano ya no está ahí para escucharle. Hace una mueca y vuelve a envolverse en las sábanas.

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Sylvie lleva tanto tiempo bajo la inclemente lluvia, que ya no siente el frío. Aunque su cuerpo tiembla de forma incontrolable.

Tiene hambre y está sola, pero lo último ya no es una novedad. Al menos hasta que oye y reconoce los pasos que se acercan.

— ¿Cuántas veces te lo he dicho?

Ella no contesta, sigue acurrucada en la húmeda banca del parque, con las piernas recogidas contra el pecho, abrazándose a sí misma. Ni siquiera levanta la vista al oír la voz de Loki, por el contrario, se encoge un poco más, como si se escondiera.

—Sylvie...

—Muchas —Admite a regañadientes y la lluvia se detiene sobre ella. Alza la mirada lo suficiente para comprobar que Loki se ha acercado lo suficiente para cubrirla también con su sombrilla.

—No quiero que te enfermes o vayas a tener un accidente, Sylvie... Si estás en problemas, llámame, yo iré por ti. No importa donde estés —Extiende su mano y ella la sujeta sin dudar, pero no hace intentos por levantarse—. ¿Vamos?