Shh, we are having a moment

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Hobbies, like life itself, are better shared.

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Desde que Loki llegó al edificio ha hecho lo posible por llevarse bien con su vecina de al lado

Pero resulta un poco difícil.

Ella es complicada. No, es peor que eso, es ruidosa.

Mientras Loki valora la calma (o el caos controlado), su vecinita siempre está moviendo algún mueble de lugar, clavando algo en las paredes o con alguna serie televisiva a todo volumen.

A veces, cuando está muy frustrada, Loki la escucha gritar o aventar objetos y se preocupa por su estabilidad mental.

Al principio, con ponerse los audífonos bastaba para ignorar su escándalo, pero no podía tenerlos todo el día. O toda la noche. Sylvie es especialmente bulliciosa en las noches, Loki se pregunta si es que acaso nunca duerme.

Se ven pocas veces a la semana. En las juntas de vecinos; cuando bajan a buscar su correspondencia; cuando salen al balcón al mismo tiempo por motivos diversos: ella, para alimentar a cuanto gato callejero cruce por ahí o a fumar y Loki para regar sus plantas.

Y los miércoles por la tarde, Loki la invita a tomar el té y leer un libro, ya que durante una conversación casual, descubrió que es el único hábito que comparten.

Hoy es miércoles. Loki ya ha ordenado todo para la visita de Sylvie dentro de unas horas, incluso ha comprado una caja de té nueva, ya que Sylvie aún no decide cuál es su sabor favorito.

Sale al balcón para fumigar sus macetas de romero y salvia que se han estado marchitando sin importar la atención que les da y al girar la cabeza encuentra su vecina llenando un pequeño cuenco con leche para ofrecerle a un escuálido gatito negro.

—Buenas tardes, Laufeydottir.

—Hey, Odinson —Contesta ella saludándolo con la cabeza.

En otros días, la conversación no avanza mucho más allá de un “bonita tarde”, pero Loki encuentra escarbada la tierra de sus maceteros y marcas de mordidas en los tallos de sus aromáticas. Otras veces ha tolerado encontrar marcas de rasguños en los tallos de su bambú y hojas despedazadas de sus helechos, no entiende porqué esas bolas de pelo se la han tomado contra sus plantas.

—Uhm... ¿Crees que puedas mantener a tus gatos de tu lado?

Sylvie parece genuinamente sorprendida.

—No son mis gatos.

Loki mira con ironía al felino que frota su cabeza contra la mano de su vecina. Cada vez vienen más porque Sylvie sigue dejando comida para ellos en la ventana.

—Parece que creen lo contrario... Entonces, ¿puedes mantenerlos alejados? Están matando mis aromáticas.

— ¿Cómo esperas que haga eso si no viven conmigo?

—Consígueles hierba gatera, no lo sé.

—O tú podrías dejar tus plantas dentro de tu apartamento.

—Les gusta el sol.

—Me temo que no tengo soluciones para tu problema entonces —La rubia deja escapar una irritante sonrisita y arruga la nariz.

Loki alza una ceja, ligeramente indignado por una respuesta tan poco cordial.

—Entonces deja de alimentarlos, para que no regresen.

Snuggle moments [Sylki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora