Snuggle moments [Sylki]

Out of recording

Shopping is a relaxing hobby.
It could also be a little therapy if you are not alone.

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Ir de compras con Sylvie, es un poco como salir a la calle con una niña pequeña o una adolescente rebelde. Puede ser divertido o acabar con sus nervios.

—Llevemos esto —Ordena la rubia plantándose frente a él y mostrando con entusiasmo una caja con bombones de chocolate.

—No —Contesta Loki tras echarle un vistazo superficial al empaque.

— ¿Porqué no?

—No estamos de paseo, sólo te traje por comida. Comida en forma —Se corrige al verla abrir la boca para protestar.

La rubia hace un gesto de disgusto y arroja la caja dentro del carrito, desafiante, cruzando los brazos sobre el pecho. Loki considera si vale la pena empezar la tercera discusión del día.

Sí, lo vale.

Es temprano y no hay tantas personas en el supermercado como para reconocerlos. Además, están de "incógnito" (a sugerencia de Sylvie) con gorras y lentes oscuros.

—Dije no, Odinsdottir —Devuelve el pequeño paquete a su lugar y Sylvie lo recupera otra vez.

— ¿Qué clase de ogro hater de los dulces eres? ¡Los azúcares son parte del plato del buen comer!

—No este tipo de azúcares —Contesta Loki quitándole nuevamente la caja y sacudiéndola a medias antes de ponerla por segunda vez en el sitio que le corresponde. Sylvie protesta dando una patada suave al carrito de supermercado y se gira, indignada, para seguir buscando cosas que no necesita, pero quiere.

Loki resopla, ni los fans ni la prensa conocen a la verdadera Sylvie Odinsdottir. Estarían lejos de imaginarla así: gruñona y berrinchuda. Ni siquiera él lo sospechó cuando la conoció en el set.

Él estuvo ahí cuando ella audicionó para el papel de Sophia, su coprotagonista en la nueva serie de acción de la que formaba parte. Como actriz su trabajo era impecable y, como persona, le pareció casi tan amable y firme como el personaje que interpretaría. Con el tiempo y la convivencia empezó a descubrir que detrás de esa carita de ángel había un rompecabezas armado con piezas de sarcasmo, mal humor... y, bueno, también vulnerabilidad.

Aunque no debería ser algo sorprendente considerando que ella entró en el mundo de la actuación cuando era una niña pequeña. Al apagarse las luces de los reflectores, fuera de escena, Sylvie no tenía amigos. Ni siquiera iba a la escuela; según lo que le contó, sus padres le contrataban tutores privados y se enfocaban más en ella como actriz que como hija.

Loki no puede ni imaginar lo solitaria que debió ser esa vida.

— ¡Mira! ¡Kablooie's! —Exclama de pronto Sylvie regresando a su lado con uno... Dos... Tres paquetes de goma de mascar.

—Esa cosa te arruinará los dientes, Syl.

—Isi cisi ti irriinirí lis diintis —Remeda burlonamente la rubia, rodando los ojos y echa dos de los tres paquetitos azules entre los panes, carnes frías y verduras con las que Loki llenó el carrito—. Más trabajo para mi odontólogo, no veo lo malo.

Loki se obliga a ser paciente. Ir de compras con Sylvie no es parte de su contrato, por supuesto, pero ella es bastante descuidada con su salud y eso le preocupa.