Capítulo 10.

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—¿Qué significa que tienen un plan? —le susurró Namjoon a Yoongi. Los Kim les llevaban un buen trecho, pero Namjoon no era de los que corren riesgos. Y en ese momento, su prudencia constituía el principal problema.

—Pues eso mismo —contestó Yoongi—. Jennie, Jungkook y yo hemos urdido un plan, para acercar a Seokjin y a Roseanne, que requiere tu colaboración. —Yoongi decidió que era demasiado pronto para revelarle que precisaban mucho más que su colaboración—. Y no te muerdas las uñas.

—¿Qué?

Namjoon alejó la mano de su boca con ademán culpable.

—Jennie dice que cuando te lo explique, te entrarán ganas de morderte las uñas para tranquilizarte.

—Tonterías. —Namjoon levantó la nariz con desdén—. Al igual que esta idea tan deplorable. ¿Quiénes somos nosotros para decidir si Seokjin y Roseanne tienen que estar juntos o no?

—No seas así, Namjoon —insistió Yoongi—. Imagina sus expresiones de felicidad cuando por fin empiecen a salir juntos.

—Imagina los arrumacos, las risitas y las manitas —replicó Namjoon—. Las muestras públicas de afecto.

—Te prometo que apenas te darás cuenta —dijo Yoongi, que tenía el convencimiento de que únicamente a las personas que estaban solas les desagradaban los besos de los enamorados; cosa que confiaba en poder remediar, en el caso de Namjoon—. Mira, lo único que te pido es que te lleves a la doctora mientras yo me ocupo de Seokjin.

Namjoon lo miró con fastidio.

—Esto va a acabar mal.

—Depende de si por «acabar mal», te refieres a la unión de dos personas enamoradas.

—Vale —accedió Namjoon—. Pero me debes una. Los tres.

Yoongi le hizo un guiño.

—Hecho. Venga, vamos a reunirnos con nuestros invitados. Se apresuraron hacia los Kim, que en ese momento doblaban una revuelta.

—Los laberintos de jardín poseen una historia sumamente curiosa —le decía la doctora a Seokjin.

—Mmm —respondió el chico, sin mostrar el menor interés.

—¿De verdad, doctora? —preguntó Namjoon, tal vez con más entusiasmo del que podía resultar creíble—. ¡Le agradecería mucho que me hablara de ello!

—¿Ah, sí? —preguntó la mujer.

—Me encanta comentarles ese tipo de curiosidades a los huéspedes. —Namjoon sonrió—. Contribuyen a enriquecer su experiencia en el Hotel del Arte.

La doctora asintió con expresión complacida.

—Un gesto muy considerado y generoso por su parte. Muy bien, pues. Creo que el primer laberinto de setos se construyó a mediados del siglo XVI, aunque ya existían algunos parques de características similares en el siglo XV...

Mientras la doctora daba inicio a su discurso, Namjoon y ella se adelantaron.

Yoongi y Seokjin, por su parte, aminoraron el paso.

—Eres el nuevo encargado de la piscina, ¿verdad? —preguntó Seokjin.

—Min Yoongi, a su servicio, señor Kim.

—Acabas de llegar, Yoongi, y ya te invitan a los actos sociales. Debes de haber causado muy buena impresión.

—Me enorgullece decir que la señorita Kim Jennie me considera indispensable.

—¿De verdad? —Seokjin lo miró con admiración—. Kim Jennie es una mujer inteligentísima y sumamente capaz. Su opinión dice mucho en tu favor.

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