Jennie y Roseanne tomaban una sauna en bañador. A Jennie no la volvían loca las salas diseñadas para inducirte un desagradable calor. Y la idea de saltar después a una piscina de agua sobrecogedoramente fría le atraía aún menos. Pero la doctora Kim le había sugerido a Roseanne el verano anterior que la sauna les venía bien a las chicas con su tipo de piel y, aunque Jennie había señalado que la mujer era doctora en Historia Antigua y no en Dermatología, los baños de vapor se habían convertido en un ritual diario que las dos amigas compartían a última hora de la tarde.
—¿Por qué no me has contado nada del nuevo chico de la piscina? —preguntó Roseanne. Ni siquiera ella podía conservar su talante vivaracho.
Dentro de una sauna, se conformaba con ser vivaz.
—No hay gran cosa que contar —respondió Jennie desdeñando el asunto—. Únicamente lo conozco desde esta mañana.
Lo malo de la vivacidad es que te puede llevar a insistir en temas que la otra persona, obviamente, desea evitar.
—¿De dónde es? ¿A qué colegio va? ¿Tiene novia?
—Procede de la ciudad, pero se muda a menudo. Y cambia de colegio cada año. Sinceramente, viendo su currículo, yo no lo habría contratado. Pero parece ser que lo recomendó un amigo de su padre, el señor Park.
—Entonces está bien relacionado —adivinó Roseanne—. Qué misterioso.
Jennie se enjugó el exceso de sudor de la frente.
—¿Por qué le interesa tanto?
Roseanne hizo un mohín.
—Porque sería mucho más divertido soñar con Seokjin si tú también tuvieras a alguien con quien soñar.
—Vale, pues supongamos, solo hipotéticamente, que el joven señor Min me hace tilín. Aunque así fuera, yo no soy de esas chicas que se ponen a soñar con el chico que les gusta.
Roseanne se frotó las sudorosas manos entre sí.
—Aun así, por darle unas pocas esperanzas no te ibas a morir. A lo mejor nos venía bien tenerlo cerca este verano.
—¿Está hablando de utilizarlo? —quiso saber Jennie.
—¡Pues claro! ¿Para qué sirven los chicos, si no? Se les puede utilizar para un montón de cosas: cargar maletas, construir, arreglar, recordar. Algunos hasta te alegran la vista.
—La idea de tener uno cerca ofrece ventajas prácticas y estéticas, es verdad —reconoció Jennie.
—Tú piénsalo. ¿Lista para saltar a la piscina?
La sauna femenina daba a los vestuarios. Jennie y Roseanne pasaron por delante de un grupo de señoras desnudas de camino a la piscina. Según se acercaban, oyeron el inconfundible tono de voz cascado de la señora Jung.
—Tu hijo es un pardillo que va siempre por ahí con la nariz pegada a un libro. ¡Por eso no tiene novia!
—Ya —replicó la doctora Kim, impertérrita—. Pues tu hijo es un patán incapaz de formular una frase coherente. Por eso no tiene novia.
—¿Ya estamos? —suspiró Jennie.
—Espero que no hayan empezado todavía a tirarse los trastos a la cabeza —deseó Roseanne.
Las dos chicas salieron a toda prisa al recinto de la piscina. La señora Jung y la doctora Kim se fulminaban ahora con la mirada. Por lo visto, todavía no habían pasado a las manos, pero les faltaba muy poco. El pobre Yoongi era el que tenía las de perder. Estaba plantado entre las dos, directamente en la línea de fuego.
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Right there | blacktan
Fiksi PenggemarUna historia de dos personas convencidas de que únicamente los necios se enamoran. [♡] bts × blackpink