Capítulo 9 - Conque te preocupas por mí, ¿eh, diosa?

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- Conque te preocupas por mí, ¿eh, diosa? -

Hera

Él entró a la habitación con las manos llenas, con la respiración acelerada e intentando calmarse, como si acabara de estar discutiendo con alguien.

Iba mirando lo que llevaba cuando habló.

―Te he traído un sándwich y un Kinder Bueno, también algo de agua y limo... ―Se quedó callado en cuanto levantó la mirada y se topó con las personas que me acompañaban en ese momento.

Avy, Athan, Argus y Adara habían llegado solo un rato antes, llevaban allí poco más de cinco minutos. Simplemente habían entrado y, haciendo caso omiso a mis preguntas, la portavoz dijo que esperarían a que Eris llegara para hablar.

Dijo que quería hablar con ambos a la vez.

Miré al recién llegado llena de dudas. En aquel momento me sentía como pez fuera del agua; no entendía nada.

―Te estábamos esperando ―dijo Avy por fin.

―¿A mí? ―preguntó Eris.

No, a la limonada que llevas.

―Sí. Siéntate, por favor ―le pidió la mujer.

El chico hizo caso; se sentó en otra silla y se acercó a mí arrastrando esta repetidas veces, pequeños ruiditos resonando en la habitación.

También yo me acerqué a él, enderenzándome en la camilla y sentándome casi en el borde de la misma.

Cuando Avy comenzó a hablar, Eris trató de pasarme un paquete de Kinder Bueno como si de droga se tratara, al mismo tiempo que él se abría otro para sí.

―Bien, ¿podéis no comer en este momento? ―dijo ella interrumpiendo el inicio de lo que parecía ser un discurso.

Ambos dejamos las barritas de aquel manjar sobre nuestros regazos, intentando hacer el menor ruido posible con lo que nos quedaba en la boca mientras lo saboreábamos.

Nos miramos disimuladamente, recordándome al meme de Shrek.

―Hemos venido a hablar con vosotros a estas horas porque es un tema importante que no podía esperar a mañana ―comenzó Avy al fin. Miró el pequeño reloj que había en la habitación; era la una y media de la madrugada.― Vosotros dos tenéis una conexión que va más allá de lo que consideraríamos "normal" ―continuó, marcando las comillas con los dedos.― Pero eso ya lo sabíais, ¿verdad?

Nos miramos, esta vez directamente.

―Sí ―dijo Eris.

―Supongo ―contesté yo al mismo tiempo.

Avy nos miró con curiosidad, y una sonrisa amigable se extendió en su rostro.

―Sé lo que sabéis ―dijo mirando al chico― y lo que no ―continuó esta vez mirándome a mí―, pero ambos aprenderéis cosas nuevas de hoy en adelante, juntos y por separado, ya que muchas cosas que tú no sabes, él las ha ido aprendiendo desde niño.

―¿Cómo es eso de que tenemos una conexión? ―pregunté.

―¿No has notado como si debieras proteger o defender al chico en cualquier situación, aunque esta fuera completamente ridícula?

¿Cómo...?

―Yo... em, sí ―dije alternando la mirada entre Eris y Avy.

―Yo también ―respondió el chico.

―¿Y por qué ocurre eso? ―volví a preguntar.

―Tenemos algunas teorías ―contestó la mujer, al tiempo que miraba a sus compañeros.― Y, aunque tengamos algunas muy probables, aún tenemos que confirmarlas. Cuando lo hagamos, os lo haremos saber, jóvenes.

OCULTOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora