Capítulo 31 - Diosa de la discordia, ¿estás ahí?

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- Diosa de la discordia, ¿estás ahí? -

Eris

Avy rio.

Sí, como lees, soltó una risa como si mi amiga acabara de contarle un chiste graciosísimo.

—¿Y qué te hace pensar eso?

—Ya os lo he dicho. Cada vez que tengo un impulso de esos y acabo siguiéndolos, descubro que no están equivocados. Y esta vez no ha sido diferente.

—Me parece que el impulso ese tan fuerte del que hablas…

—No —la cortó, seria—. Desde que vine aquí por primera vez he sentido que nos usáis como marionetas; simples peones que creéis tener siempre a vuestra disposición.

Avy apretó los labios, formando una línea.

—Además —continuó—, ¿cuándo pensábais hablarme de los rebeldes? Y aún más importante ¿¡Es que nadie está investigando el asesinato de mi bisabuela!? Ocurrió a principios de año; han pasado más de siete meses y todavía no he recibido ni una sola noticia, ¡Ni una sola noticia!

Por si no lo habíais notado, hera estaba un poquitín enfadada.

Solo un poquitín.

Entendible.

—No te hemos informado en ningún momento porque no hay nada sobre lo que informar —contestó Avy, de lo más serena—. El o la responsable del acto forma parte de los rebeldes, y es lo único que tenemos que saber. Sabemos que ya tienes conocimiento de su existencia, así que esa es la razón por la que no te hemos contado más historias sobre ellos. En cuanto encontremos al resto de Los Cinco, emprenderemos una búsqueda para ellos. Y, sin desviarnos del tema, esas no son formas de dirigirte a noso…

Hera estaba tan roja que parecía encontrarse a punto de explotar. Estaba más que claro que llevaba mucho tiempo aguantándose aquello.

—No. Me. Sigas. Mintiendo —declaró, con una calma fingida.

—Yo no…

—Y ni se te ocurra desviarte del tema principal —Imitó la voz de Avy. Era alucinante lo obvio que era su enfado para mí, como si me lo estuviese transmitiendo. De hecho…—. ¿Dónde está lo que falta de la leyenda?

Silencio total.

Inserte música de suspense.

—Ya os dijimos que este fragmento es lo único que nos queda de…

—¡QUE NO NOS MINTÁIS! —solté de repente, contra todo pronóstico.

Vaya, al parecer el enfado de tu “amiga” te ha afectado más de lo que pensabas.

—Perdón, continúa —le dije a Hera. Iba notando cómo me subía el calor a las orejas.

Ella me miró durante unos segundos, perpleja, para seguidamente continuar con su discursito todo pacífico.

Paz y amor para todos.

¡Pero yo sí que estoy enfadado!

—¿Dónde está lo que falta de esa estúpida leyenda? —volvió a preguntar. Por el tono que utilizó, debo decir que me asustó hasta a mí. Ojalá no le dé a Avy por seguir llevándole la contraria.

¿O sí…?

—Ya te hemos dicho que…

Bueno, fue bonito mientras duró.

—...

Veía cómo apretaba tantísimo los puños que sus nudillos se encontraban ahora completamente blancos. Además, era evidente que se estaba callando muchas cosas.

OCULTOS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora