Capítulo 14.

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Kurama acababa de propinarle un mordisco a su comida nada más escuchar su nombre, por lo que giró la cabeza en dirección a un Minamisawa que se había sentado en la mesa de al lado de un habilidoso salto.

-Pensaba que te habías olvidado el almuerzo. -Dijo el peliviolado sacando de su bolsa un pequeño tuper con su comida.- ¿De dónde has sacado esa hamburguesa?

-Nada, Hamano no se había preparado la comida y he ido con él.

Con tan solo mencionar su nombre, el del cabello ondulado salió de detrás de la mesa para colocar una mano al hombro de Minamisawa con movimientos de cabeza que asentían sus palabras.

-El problema es que no pude hacer la compra y tuve que espabilarme solo.

-¿P-Pero qué dices? -Hayami levantó la cabeza de su comida que emanaba un delicioso aroma a salmón a la plancha con cebolla caramelizada hecho por su madre, seguramente.- ¡Ayer te dije para ir de compras y dijiste que irías hoy!

-¡Vale, vale, Hayami, pero no me pegues!

Las risas de los cuatro chicos llenaron la clase, sin llamar la atención de las miradas de los otros alumnos que tan centrados estaban en sus temas de conversación, su comida o simplemente les ignoraban. Minamisawa empezó a comer su almuerzo y Kurama tardó poco en robarle una de las patatas.

-Serás ladrón. -Dijo este fingiendo increíble molestia.

-Tengo hambre y la hamburguesa no da para mucho. -Replicó Kurama con aparente indiferencia mientras comía aquel acompañamiento.

Hayami, tras terminar con lo suyo, se levantó de la mesa con su característica timidez y alzó la mano para que le prestaran un poco de atención. Era otro gesto que tanto lo definía.

-¿Pu-Puedo preguntar algo..?

-¡Claro! -Exclamó Hamano, rodeando su cuello con el brazo de una forma que llamó la atención del más pálido y el más moreno, los cuales alzaron una ceja ante aquella muestra de cariño.

Hayami trató de apartarlo como buenamente pudo, siendo perceptible en sus mejillas un pequeño rubor por semejante cercanía.

-N-No quiero preguntar nada malo... ¿P-Pero no os llevabais mal?

Minamisawa y Kurama se miraron a los ojos por unos instantes ante la pregunta, sin saber que responder. El peliazul mostraba bastante perplejidad por la pregunta y no sabía que responder, pero Minamisawa cerró los ojos con expresión indiferente y encogió los hombros antes de llevarse otra patata en los labios.

-El poder de la casa crea una buena atmósfera para compartir buenos momentos.

Decir aquello hizo sonrojar de forma exageradamente notable a Kurama, el cual se levantó de la silla al grito de un insulto cualquiera que era acompañado de un robo a sus patatas como castigo a aquellas palabras. Minamisawa no podía dejar de reír por ello, alejándolas de él y sin importar cuan cerca estaba el chico serpiente de su cuerpo.

Todo aquel buen rollo hizo aparición tras aquella noche en que Kurama descubrió que, efectivamente, tenía preferencia por los hombres que por las mujeres. Desde entonces, el peliazulado le daba mucha vergüenza el hecho de que Minamisawa se soltara la lengua en alguna charla normalita e informal, pero siempre que lo oía hablar tan solo era por temas de estudios o por cosas que poco le interesaban. Las semanas fueron pasando y, a decir verdad, agradecía que Minamisawa fuera tan cauteloso a la hora de guardarle el secreto, por lo que no iba a ser el único que vigilaría en decir nada que los pusiera en una situación embarazosa.

A causa de eso, ambos chicos empezaron a llevarse tan bien que ya se podrían definir como amigos del alma e íntimos.

-Yo quiero saber. Sois malas personas. -Hamano los acababa de interrumpir con aquellas palabras y los mofletes inflados de indignación.- Además yo también quiero ese bien rollito con Hayam-...

ODIO CUANDO REALMENTE TE AMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora