XI - 2

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Y así, damas y caballeros, fue como llegamos a este desastre.

Luego de que Donghyuck llamara a su supuesto amigo, habían llegado dos tipos con una apariencia sorpresivamente bastante decente, no es por juzgar, pero estamos en Venezuela. Al final, estos amigos se fueron multiplicando como ratas y parecía una parodia de El Flautista de Hamelin versión Radio Rochela, en vez de ratas eran malandros, parecía la Cota 905. Ahora había gente por todas partes, luces y cornetas que estaba seguro que no eran suyas, ron que él no había comprado y ningún espacio para pasar entre tanta gente. El olor a violín estaba concentrado, sas. La gente como que no se baña, pana, no sean cochinos y bañense. Aunque sea un limoncito con bicarbonato por esos sobacos.

Jeno y Jaemin se habían ido a coger por ahí, seguramente, ya no le quedaba duda de que esos dos se metían. Jisung chiquito y Chenle estaban bebiendo como si no fueran menores de edad y Jisung se hizo el sordomudo como Shakira porque esos carajitos no eran su responsabilidad. Renjun estaba atrapado en medio de dos tipas que se lo cogían con la mirada, pero el carajito estaba petrificado, si no supiera que es hetero diría que definitivamente no lo es. Donghyuck estaba bailando con dos chamos a la vez porque la vida es una y es un carnaval, que él supiera no lo habían beatificado todavía.

Y Jisung no sabía dónde estaban los panas de él. Y los que no eran panas tampoco, aunque estos le importaban menos elevado a la quinta potencia.

¿Eso tenía sentido?

No lo sabía, raspó matemáticas 3 años seguidos.

Luego de tomarse casi dos litros de agua para que se le bajara la prendición, subió a su cuarto entre tropezones con gente que se estaba metiendo mano en la escalera. Jamás pensó que su casa se iba a convertir en un burdel pero la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.

Cuando por fin llegó a su cuarto pudo apreciar la paz y el olorcito a Hugo Boss original e inmediatamente se acostó en la cama a relajarse, por no decir que se lanzó de cabeza. Sentía que la habitación daba vueltas y estaba demasiado cansado como para pensar en otra cosa que no fuera dormir. Y no, ni siquiera le importaba que habían más de treinta personas que no conocía y que posiblemente le fueran a robar hasta la mierda de Cacique que no limpió esta mañana. Changbin, Jeongin y Chris podían irse a joder a sus madres.

Con todo respeto a sus mamis, por supuesto.

Y Jisung aún con todo y su estado de embriaguez sabía que esa había sido la idea más estúpida que había tenido Changbin en toda su vida. En un futuro, jamás dejaría que sugiera algo.



[...]



Y cuando estaba a punto de meterle la lengua hasta la tráquea a Yeonjun, escuchó el sonido de la puerta abriéndose y repentina y lamentablemente despertó de su sueño donde Maduro no era presidente y volvía a su humilde morada en Caracas... y se cogía a Yeonjun, pues.

Uno no puede ni dormir en paz en su propia casa, nojoda, malparía sea.

"¿Jeongin, estás aquí?"

Jisung suspiró y se quitó el edredón de la cara para ver al maracucho.

"Tú pareces medio mongólico, mamagüevo, ¿lo ves aquí?"

La voz le sonaba ronca y apenas podía abrir los ojos porque el ladilloso había prendido la luz y lo había dejado ciego pa' la pelea.

"¿Y no lo habéis visto?"

Distrito Nueve [Sᴛʀᴀʏ Kɪᴅꜱ Vᴇɴᴇᴢᴜᴇʟᴀɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora