II

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"Te dije que te apuraras, careverga"

"Pasado pisado, igual vamos a llegar tarde, deja de quejarte"

Changbin estaba deseando que pasara un carro y se lo llevara por el medio. Ya eran las siete y... no sé, era tarde. Chris iba a cumplir su promesa de no hacer grupo con ninguno, lo que significa que van a raspar todos los exámenes, por consiguiente todas las materias y no se iban a graduar de esta mierda. Su mamá se iba a arrepentir de haber invertido en él diecisiete años de su vida, lo iba a echar de la casa así que le va a tocar vivir arrimao' en casa de su tía Lourdes y trabajar en una gasolinera... pero no hay gasolina, ¿entienden?.

"Muévete, ¿te pesa el culo?"

"Me pesa el güevo"

El liceo quedaba a tres cuadras llaneras de la casa de Jisung, era relativamente cerca pero no tenían tiempo para nada relativo, iban a llegar oliendo a mono. La próxima vez lo iba a dejar botado, le importaba un coño.

"Me va a quedar el lapso por tu culpa"

Jisung rodó los ojos como el exorcista, Changbin le tenía el güevo flaco con la quejadera.

"Verga, pana, ¿puedes dejar de quejarte de una vez? Parece que tienes un año sin tirar"

"¿Y eso qué coño tiene que ver?"

"Así me pongo yo cuando no tiro, es más, ¿por qué crees que el catire siempre anda con cara de culo?"

"Que tú estés falta de güevo no quiere decir que todos lo estén"

Jisung se rió, pero no dijo nada.

"¿De qué te ríes, webón?"

"Eso no es tu peo. Mira, ya llegamos"

Cuando llegaron a la entrada del liceo había una camioneta negra estacionada, parecía que costaba un billete. 

"¿Quién vino ahí, Álex Cabrera?"

Antes de que Changbin pudiera responder algo, bajaron dos personas de la camioneta: Del puesto del piloto bajó un hombre alto y corpulento, con su cabello pintado de algunas canas y vestido de traje. A su lado, salido del puesto del copiloto estaba un chamo que con el contraste de tamaños parecía una muñeca. Vestía el uniforme impecablemente y no saben cuánto pagaba yo para que me hubiera quedado así de bien. Ambos entraron al liceo y se dirigieron a la oficina del director.

No tuvieron que pasar por el portero porque como cosa rara; no estaba. Segurito se estaba metiendo su pase matutino detrás del liceo. Ah pues, dúdalo. 

A una distancia prudente de los desconocidos iban dos de los siete enanos de Blancanieves, como nunca pendientes de un chisme.

No era muy común que entrara gente después de haber comenzado clases, a menos de que tuvieran palanca, fueras nieto de la directora, tuvieras notas que te sirvieran para entrar a Harvard, etcétera. Ya ellos estaban a mitad de primer lapso, con algunas evaluaciones hechas y los grupitos formados.

"Estaba bonitico, ¿viste?, ¿será de cuarto o de quinto?" Preguntó espepitado Jisung. 

Tan temprano y pensando en güevo, se parece a las amigas mías. 

Changbin rodó los ojos ante las preguntas del otro. Se encontraban en el segundo piso y su voz resonaba en el pasillo. La gente que andaba más pendiente de la forma de las nubes que de la clase se los quedaban viendo como si fueran la vaina más interesante del mundo.

"No grites que ahorita sale la coordinadora a regañarnos, gafo"

Y esa tipa parecía vigilante de celdas, naguará de intensa.

Distrito Nueve [Sᴛʀᴀʏ Kɪᴅꜱ Vᴇɴᴇᴢᴜᴇʟᴀɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora