Distrito Nueve [Sᴛʀᴀʏ Kɪᴅꜱ Vᴇɴᴇᴢᴜᴇʟᴀɴ]

VII

Una de las razones por las que HyunSuk, papá de Félix, no se quería ir a Venezuela era por la inseguridad del país. Sí, en todos los países hay inseguridad, eso es inevitable, pero en Venezuela es una vaina arrecha.

Así que buscó con anterioridad una urbanización con el mejor sistema de seguridad posible, lo que menos quería era que le pasara algo a su único hijo. La cuestión con las buenas urbanizaciones es que están ubicadas muy lejos del centro, y por ende, del liceo. ¿Por qué no buscó otro liceo? Porque si hubiera buscado otro liceo no habría historia, animal.

HyunSuk trabaja en una compañía algo alejada de la ciudad, así que tenía que dejar a Félix en el liceo lo más temprano posible para llegar a tiempo. Pero justo ese día tenía una reunión importante y una jornada más larga de lo usual por lo que le dijo específicamente a su hijo que llamara a un taxi para que lo dejara directamente en el liceo.

Pero bien dicen que carajito no es gente.

Félix pensó que era un buen momento para dar un paseo y conocer un poco más el lugar donde vivía, así que ignoró completamente la orden de llamar a un taxi porque, ¿qué era lo peor que podía pasar?

Félix agarró un carrito cerca de la urbanización que iba vacío, era el primero que pasaba en un rato así que decidió que ese sería si quería salir algún día de ahí ¿que pa' dónde iba? ¿qué coño iba a saber él? La vida es una aventura, amigos.

Así que ahora está como el propio gafo viendo pa' los lados, y es que ni siquiera sabía en qué calle estaba y menos que menos reconocía algún negocio porque de su casa no salía y las compras las hacía el pure, quién lo mandaba a ser tan asocial, Señor. Era muy probable que ese día no llegara al liceo, capaz lo secuestraban porque era tan bocabierta que lo drogaban con burundanga y él bien gracias, apuesto los únicos 200 bolos que tengo en la cuenta a que no sabe qué coño es eso. Pero todo okay, es parte del paseo.

Nuestro carajito perdido se había bajado del carrito cuando se quedó en una parada recogiendo a más gente después de un viaje como de media hora en donde no le trabajó el cerebro para preguntarle al conductor hacia dónde se dirigía. Ahora los que pasaban por ahí se le quedaban viendo raro porque el venezolano no sabe qué es disimular.

La cuestión es que ahora no sabía pa' dónde agarrar y ni loco llamaba a su papá, era capaz de devolverlos a Sydney.

Sacó el celular cuidando que no viniera nadie a querer arrebatárselo porque iba a quedar perdido y de paso incomunicado, fin de mundo. Había un tipo que no dejaba de verlo y se apresuró a encontrar el número de algún conocido que pudiera ayudarlo. Todos los números que tenía guardados eran de sus amigos y familiares de Australia, de su papá y... ¡de Changbin!

[...]

"Si la vieja ese hubiera dicho ayer que no iba a venir, nojoda. No dormí un coño" Se quejó Jisung, como siempre."Me acordé que no había hecho los ejercicios y me trasnoché de gratis"

"Como nunca tú de irresponsable" Habló Chris, metido en el celular

La gocha faltó, pidan un deseo, hoy capaz les cae un bono. Menos a Changbin, Maduro siempre se olvida de él.

Estaba toda la sección B en el patio como los propios gafos porque la profesora de biología esperó hasta último momento para avisar que no podía asistir porque tenía no sé qué en no sé dónde, en fin, que estaba enferma. Seguro se mordió ella misma y se envenenó, culebra ponzoñosa.

"Cállense, vale. Me duele la cabeza" Changbin ya estaba pensando en lo que iba a escribir en el testamento porque sentía que le iba a explotar la cabeza. Tenía el dolorsito desde ayer y por más que se atragantó con pastillas, nada que se le quitaba. Eso le había pasado a su primo Héctor y... ustedes saben qué pasó.