I

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"¡Changbin Elías, es la tercera vez que te digo que te pares!"

A la señora Seo, cansada de que su hijo no le parara bolas y estuviera embojotado en las sábanas como una hallaca, no le quedó de otra que bañarlo con agua helada. Le había estado gritando los últimos 15 minutos para que se parara, si seguía así le iba a tocar ir a patica al liceo.

"¡Coño, mamá!, ¿qué-?"

Con esos buenos días se le congelaron hasta las bolas.

"¡¿Cómo que 'coño'?!, ¡párate de esta mierda si no quieres que tu papá te deje! Sabes que no está pasando transporte. Te quiero abajo ya mismo, cuento tres y llevo dos"

Y se fue del cuarto arrecha, pensando que de nada le había servido trabajar hasta los ocho meses si el carajito le había salido más flojo que guate de pato.

Luego de tremendo regalo por la mañana, Changbin, con un humor de perros, agarró el celular a ver si Dios se había apiadado de él y le había caído un bono. Pero por supuesto que Dios no es tan benevolente y lo único que tenía era un mensaje del catire a juro diciéndole que ni se le ocurriera dejar el trabajo de biología.

¿Y si no me da la gana? Fue la respuesta que le dio, si él no amanecía feliz, nadie lo haría.

Con más ladilla que ganas de estudiar se paró de la cama que ahora parecía piscina; para cepillarse y bañarse, mentándole la madre a Chávez cuando el agua salió más fría que madrugada en la Colonia Tovar.

Cuando hubo terminado agarró la chemise beige del uniforme, haciendo nota mental de quemarla si lograba graduarse, se la puso junto con los horribles pantalones de gabardina que con mucho esfuerzo y jaladera de bola consiguió que su mamá le metiera aunque sea un poquito. ¿No se han preguntado por qué el uniforme de este país es tan güevo sin sal? Encontró sus converse negras que no eran parte del uniforme pero se las puso igual porque alguien tiene que ser rebelde en ese colegio de mongólicos hijitos de mami y papi. Se aseguró de meter el trabajo de biología en el bolso; por más que le tentara hacer arrechar a Chris, no le apetecía que lo coñazearan tan temprano.

"Sería justicia, mijo. Mira, agarra esto y te lo comes en el camino que tu papá anda apurado."

Se le hizo agua la boca cuando vio las dos empanadas más gordas que el gato obeso del vecino, pero rápidamente hizo una mueca cuando vio el jugo de tamarindo que estaba en la encimera de la cocina.

"¿Mujer, tú quieres que me cague en el lice...o...?"

No había terminado de hablar cuando su progenitora le dio una mirada de advertencia, de esas que te daba tu mamá cuando te decía que no jugaras con los recuerditos de vidrio que daban en los rezos y al final se te caían diez porque eras un carajito y los carajitos no hacen caso.

Temiendo por su vida agarró su desayuno -incluído el jugo de tamarindo- y salió esmandao' de esa casa. Afuera se encontró a su papá fumándose el primer cigarro del día.

"Naguará, tan temprano y ya andas en el vicio"

Cuando era pequeño, Changbin recuerda pasar todo el día discutiendo con su papá porque un día les habían enseñado que fumar era muy malo y dejaba los pulmones feos e inútiles, y él no quería que su papi tuviera los pulmones tan feos. Ya después de grande entendió que los adultos son más tercos que los jóvenes y lo dejó estar. No fumen, al más pendejo le da cáncer.

"Cállese que uste' se mea"

Apagó el cigarro y se montaron los dos en la camioneta que en realidad no era de su papá sino de la compañía donde trabaja. Cuenta la leyenda que Changbin chocó el Corolla 2012 de su papá cuando tenía quince años, pero si le preguntan, eso no pasó.

Distrito Nueve [Sᴛʀᴀʏ Kɪᴅꜱ Vᴇɴᴇᴢᴜᴇʟᴀɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora