XIV

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Decir que estaba jodido era una subestimación, estaba SÚPER JODIDO, fucked up pa' los gringos.

Félix estaba acostado en su cama mientras miraba la lámpara ridículamente fea que su papá había insistido en comprarle para decorar su cuarto, pensando en que ojalá esa misma lámpara le cayera encima y acabara con su sufrimiento... joke.

Luego de que Changbin lo dejara en su casa y le repitiera doscientas veces que lo sentía y él le respondiera que no era su culpa, -porque efectivamente, no lo era- había esperado que su papá regresara de trabajar y... bueno, era la primera vez en años que lo veía así de molesto y con bastante razón, no se iba a excusar ni mucho menos, tal vez sólo defendió a Changbin porque... no quería que su papá se llevara una mala impresión de él cuando había sido su propio descuido y los ridículamente cómodos brazos de Changbin lo que lo llevó a ganarse su primer castigo en Venezuela, que sinceramente se sentía como el mismo castigo que habría recibido en Australia si hubiera hecho lo mismo pero, bueno, en Venezuela. Además, Changbin estaba en Venezuela, no en Australia, así que...

Ahora estaba castigado, sin celular y sin poder salir con sus nuevos amigos por sabrá Dios cuánto tiempo.

Simplemente genial, o como diría Jisung: brutal, marico.

Suspiró, haciendo un repaso mental de lo que había pasado en las últimas veinticuatro horas y sonriendo ante esto porque a excepción de su castigo, todo se había sentido como era antes de irse de su país, antes de que su familia se rompiera, antes de que esa horrible enfermedad le arrebatara a una de las personas que más amaba en el mundo.

En la actualidad la mayoría de sus amigos en Australia sólo formaban parte de sus recuerdos, no usaba mucho sus redes sociales y había cambiado de número, sin mencionar que se había ido sin avisar, seguramente esa gente piensa que se murió.

Aún existían momentos en los que se sentía solo, tal vez un poco bastante triste, un poco bastante roto. Había momentos en los que miraba su reflejo en el espejo y debía decirse a sí mismo que ya no era la misma persona, que era fuerte, que algún día superaría sus miedos, que algún día iba a dejar de doler... él estaba tratando, de verdad, de verdad estaba tratando.

Y esas cosquillas que sentía en su estómago cuando veía a cierta persona, aunque lo asustaban, también lo hacían sentirse... vivo. Lo distraían de los pensamientos intrusivos, de las críticas autodestructivas, lo sacaban de la zona de confort -irónicamente- en la que se había refugiado los últimos años.

Así que daba gracias a Dios, a la Virgen Del Valle de Changbin o a la Virgen de la Chinita de Hyunjin, simplemente daba gracias a quien le dio una segunda oportunidad de sentir...

[...]


"Que peo, marico, no joda" Hablaba un muy obstinado Changbin a un muy-en-el-fondo-complacido-de-su-desgracia Jisung al otro lado de la línea telefónica.

"Yo te dije que de eso no iba a salir nada bueno, güevón. Eso es pa' que sigas de güevón invitando gente a una casa que ni siquiera es tuya, güe-"

"bUENO, bueno, ya, déjate la insultadera, pues" Suspiró "Además, es la primera vez que lo castigan desde que llegó a Venezuela, no creo que el pure vaya a ser tan estricto... espero"

"Que bolas, primer castigo en Venezuela y fue tu culpa, ¿estás viendo que eres mala influencia para el carajito?"

"Cállate el culo, Jisung"

Distrito Nueve [Sᴛʀᴀʏ Kɪᴅꜱ Vᴇɴᴇᴢᴜᴇʟᴀɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora