IV

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Jungkook arrugó su nariz al sentir un completo e incómodo silencio. No le gustaba el silencio, ¡Aseguraba que estaba en contra del silencio! ¡¿Por qué tenía que existir el silencio?! Soltó un gruñido rozando lo animal, abriendo sus ojos con molestia para enfocarlo en el castaño quien sonreía burlonamente a un punto en la pared.

Jungkook bufó. Taehyung siempre hacía lo mismo. No podía ver, pero su oído era muy agudo. A veces lo envidiaba. Aunque cada vez que le decía aquello, Taehyung se reía y le afirmaba que eso era como un medio de protección y supervivencia para una persona ciega como él.

No podía ver, así que se guiaba de su olfato, el tacto y su oído agudo.

A Jungkook no le hacía mucha gracia. ¡Él no podía respirar bien porque se le tapaba la nariz a menudo! A veces lo regañaban porque no escuchaba la clase –y ni le importaba-, ¡Y su tacto era horrible! Bueno, no sabía cómo decir que su tacto era horrible, ¡Pero lo era!

— Te quedaste dormido— no era pregunta. Taehyung, al no escuchar el cotorreo de su mejor amigo, sopesó dos opciones; Uno, se había ido; Dos, se había quedado dormido. Sabía a ciencia cierta que la primera no podía ser, porque Jungkook siempre lo acompañaba a esa clase, sin falta. No le importaba saltarse incluso sus propias tutorías para ir a acompañarlo y escucharlo tocar. E incluso estando molesto con él, nunca faltaba. Así que recurrió a su segunda opción. Se había quedado dormido.

Y el azabache lo había confirmado con ese gruñido.

— No me gusta que dejes de tocar.

— No me estas prestando atención, estabas durmiendo— dijo enfurruñado, abultando sus labios y frunciendo sus gruesas cejas— Es de mala educación.

— Yoonah te está diciendo muchas cosas, es una chismosa— bufó hastiado.

— ¡No seas grosero, Jeon Jungkook! — Reclamó el menor con molestia— Agradece a Yoonah por tratarte así de bonito desde que llegaste.

— ¡Se la pasa molestándome!

— ¡Porque tú también lo haces!

Un silencio se extendió en el lugar. A Taehyung le tocaba sus clases de piano, Jungkook nunca entendió cómo es que se había inscrito a esa clase. Y no lo mal entiendan, no era porque Jungkook pensase que Taehyung no era capaz solo por una discapacidad, solo que... le resultaba curioso cómo en estos dos años Taehyung había aprendido a tocar el piano de una manera extraordinaria. Sin ayuda de su vista. Lo encontraba fascinante, y era la razón por la que siempre lo acompañaba a sus clases, amaba escucharlo tocar.

Un montón de notas discordantes sonaron fuerte, haciéndole dar un brinco del susto al mayor, observando a Taehyung quien había sido el que ocasionó el golpe en las teclas. Su corazoncito se contrajo dolorosamente cuando el menor subió la mirada llena de gotas cristalinas que bajaban por sus coloradas mejillas. Lo había hecho llorar. De nuevo.

— Tae...

— ¡Nada! — Gritó presionando sus labios para que no escapara un sollozo de su garganta— No sé qué te pasa. ¡Estas siendo muy cruel! ¡Y no es justo!

El azabache abrió los ojos asustado al primer sollozo desconsolado de su menor. ¡Él no quería hacerlo llorar! ¡Tampoco sabía lo que le pasaba! Tenía en cuenta que estaba comenzando a hartar casi a todos con una actitud fría, grosera y sarcástica que no era característica de él. ¡Estaba asustado! Porque había hecho llorar a la personita más importante en su corta vida.

— H-hyungie — murmuró con su voz quebrándose. Sentía que se iba a largar a llorar también. No quería ver a su Tae llorando por su culpa.

— D-deberías agradecer, Jungkook— eso le dolió. No había usado el tan conocido Jungkookie— Deberías agradecer mucho porque viviste cosas bonitas en los centros que visitaste. ¡Deberías hacerlo por los de aquí! P-porque ellos... E-ellos te quieren mucho, y a-ahora los tratas mal. Porque te he oído, Jungkook.

Currency - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora