Estaba durmiendo pacíficamente en mi cama hasta que siento un pum pum constante en mi habitación. Pum, pum, pum. Me levanto y al instante mi cuerpo se tensa. Tomo un palo y lentamente decido acercarme al lugar de origen de aquel extraño sonido. Siento piedras contra mi ventana entonces la abro asustada, pero me relajo al instante cuando escucho la voz de Alejo.
-¿Se puede saber qué quieres a las tres de la mañana? ¡Me has dado un susto de muerte! ¡Pensé que eras un ladrón o un asesino que me mataría y sacaría mi Nutella!- se ríe ante mis palabras.
-¡Ven, Angelita! Como puedas te esperamos- prosigue.
-Ok- contesto para luego cerrar la ventana.
Un poco cansada, tomo del primer cajón de mi armario un par de medias abrigadas y coloco en mis pies cualquier par de zapatillas, sin embargo el pijama es imposible de quitar.
Bajo de la escalera sin hacer ruido por mis padres que duermen, paso por la cocina y agarro de la heladera algunos refrescos para salir sigilosamente de la casa.
Nos sentamos en círculo en el medio del famoso y gran conocido country, no hay absolutamente nadie, sólo se escuchan los insectos nocturnos.
Tomamos los refrescos mientras hablamos de cosas sin sentido y nos reímos de puras estupideces. Cualquiera que pasara esa solitaria noche de diciembre pensaría que estamos locos.
De repente volteo mi cabeza hacia un costado y quedo sorprendida por lo que veo, les señalo a los chicos una gran y hermosa mansión. Me genera muchísima intriga.
-¡Wow! Qué mansión más bonita... ¿Quién vive en semejante casa?
-Allí reside Eddie Solmers, con su esposa Stefany Solmers y sus hijos Tom y Lisa Solmers- contesta Joaquín.
-Son muy conocidos en Estados Unidos por ser millonarios. No intentes acercarte allí, porque tienen tanta seguridad que sólo por mirar te pueden arrestar- agrega Lourdes.
-Stefany Solmers, la esposa de Eddie Solmers, trabajaba en grandes éxitos de películas de Estados Unidos. Pero renunció porque tuvo problemas personales con actores y directores-acota Alejo.
-Pero Eddie sigue siendo conocido porque...¡También es actor! - continua Antonella.
Estuvimos charlando mucho sobre aquella familia tan conocida, pero de forma inesperada, observamos dos sombras negras se asoman. Con nerviosismo le aprieto la mano a Antonella que se encuentra a mi lado. Todos fuimos a escondernos detrás de muchas plantas para que esas personas no se dieran cuenta de nuestra presencia.
Esas sombras...¡Están queriendo entrar a la casa de Eddie Solmers! ¡Ladrones! Si...ladrones bastante inteligentes para burlar aquellos sistemas de seguridad.
-Chicos... ¿Esos tipos entraron a la casa de Eddie Solmers?- susurra asustada.
-Creo que sí Angie. No se muevan de aquí por las dudas- prosigue Joaquín.
-Exacto, chicos por las dudas todos en este sitio- acota Antonella.
-¡Sh! Ahí están- silencia nuestra conversación Alejo.
Los ladrones entraron a la casa al parecer... y en cinco minutos salieron con bolsas repletas de cosas desconocidas. Decidimos seguirlos de lejos.
-¡Miren! Se llevaron dinero y joyas- dije señalando en la calle luego de encontrar un collar y un dólar en la calle.
-Si... ¿Pero cuántas joyas? ¿Cuánto dinero? - preguntaron todos intrigados.
Todos queremos saber, además no podemos avisar a la policía porque nos tacharían de culpables, por supuesto que sería así... ¿Qué hacen cinco adolescentes solos en medio de la madrugada? Si Eddie no se dio cuenta del robo, quizás podríamos salvarlo.
-¡Detectives!... ¡En acción!- exclamo con una notable firmeza.
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Pequeños detectives en los curiosos casos de New York
Short StorySoy Ángeles, una adolescente como cualquier otra. Pero desde que me mudé a New York, las cosas han cambiado bastante. Una tranquila noche de diciembre, vemos a unos hombres robar la casa del prestigioso Eddie Solmers. En su camino los ladrones deja...