Llegamos a las siete de la tarde a nuestro nuevo hogar. La casa es fantástica, New York es fantástico. Ciudad, luces, noche y diversión.
Lo primero que hacemos es acomodar la casa con los muebles. Yo me encargo de mi pieza ya que disfruto muchísimo la decoración de mi cuarto.
Todavía no tengo la inscripción del colegio porque es diciembre, aun hay tiempo.
Luego de acomodar mi dormitorio, observo las paredes blancas, mi madre me comunica que más adelante comprará pintura de algún color. Pero por ahora solo coloqué fotos y pósters.
Ubico los muebles en un lugar cómodo, ordeno mi ropa como puedo y lograron subir mi cama. Todo perfecto así que decido tomar un poco de aire para conocer el barrio.
Al bajar mi madre dice que se va junto a mi padre al centro comercial a comprar ciertas cosas necesarias, así que claramente se demorarían un buen rato.
Mis padres no son totalmente malos, pero no me quieren como deberían. No les importo. Viven comprando lo que deseo para tapar su desinterés en mí, aunque preferiría que fuéramos pobres y que me amaran a esta realidad.
Mi mamá es productora de televisión y diseñadora de ropa. Trabaja para desfiles y televisión. Entonces pueden deducir que para ella fue buena razón venir a vivir a New York.
Mi papá trabaja todo el día en empresas.
Claramente ellos no tienen tiempo para estar conmigo. Viajan, siempre vuelven a la noche y salen a la mañana. Estoy acostumbrada desde pequeña a toda esta cotidianidad.
Cuando salgo afuera me sorprendo. Realmente el barrio es hermoso, con la casa no había prestado mucha atención a mí alrededor. Nos mudamos a un barrio cerrado, tranquilo y bello.
Comienzo a caminar y de repente como salidos de la nada, me encuentro con dos chicos y dos chicas, quiénes me llaman con señas y yo un poco tímida decido acercarme.
Pienso que seguramente hablan en ingles, así que trato de acordarme mis escasos conocimientos.
-Hello! Do you speak in English? (¡Hola! ¿Ustedes hablan ingles?)
-No, our language is spanish. (No, nuestro lenguaje es español)
-Pensé que hablaban inglés- me río- yo hablo español y ustedes también, fue un malentendido-digo nerviosamente. No quiero parecer una estúpida.
-Ok. Creo que no nos presentamos adecuadamente. Yo soy Lourdes -continua una de las chicas.
-¡Hola, yo soy Antonella! -prosigue la otra con una gran sonrisa.
-Hola un gusto. Nosotros somos Joaquín y Alejo- dijeron señalándose respectivamente los chicos.
Estoy feliz ¡Conocí nuevas personas!
-Hola gracias por la bienvenida. Soy Ángeles - me presento ante el grupo.
-Oh no es nada- finaliza Lourdes.
Después de un rato intenso, hablamos de todo, mi historia, porqué me mude, donde vivía, y todo lo que me trajo hasta aquí.
Los chicos también me comentaron sus historias, me contaron ciertos datos importantes que debería saber sobre Estados Unidos para tener una mejor estadía. Conversamos sobre gustos favoritos, música, libros y películas, y así cuando me quiero dar cuenta son las once de la noche. ¡Ups! Mi madre me llama desde lejos.
-¡Mierda! Me tengo que ir, fue fantástico conocerlos. ¡Mañana nos vemos! Adiós -me despido.
-Si mañana... ¡Mañana! -corearon todos de manera extraña.
Entro a casa y no tengo hambre para cenar. El día de hoy fue muy movido, estoy muy cansada por eso prefiero ir a dormir.
Pero a las tres de la mañana algo raro sucede.
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Pequeños detectives en los curiosos casos de New York
Short StorySoy Ángeles, una adolescente como cualquier otra. Pero desde que me mudé a New York, las cosas han cambiado bastante. Una tranquila noche de diciembre, vemos a unos hombres robar la casa del prestigioso Eddie Solmers. En su camino los ladrones deja...