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MY TYPE
[mi tipo]

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En donde Luke tiene un tipo específico de chico que suele gustarle.

O, en donde Luke tuvo una excepción.

•••

Le gustaba lo femenino.

No era algo reciente, pero tampoco exactamente viejo. Es decir, pasó por esta etapa adolescente en la secundaria; prendas negras, playeras con logos de bandas de Rock, piercings y alguna clase de actitud intimidante y rebelde. Quizá, un poco de masculinidad frágil, pero estaba seguro de que eso era algo común en adolescentes de secundaria.

Fue cuando acabó la escuela que eso cambió.

Cuando dejó vivir esperando impresionar a los demás o buscando alguna clase de aprobación que sentía necesitar. Cuando se dio cuenta que, tal vez, experimentar con otras cosas no podría resultar tan mal.

Comenzó con esas barras de brillo labial que robaba a su madre por la resequedad de sus labios. Le gustó el brillo que les otorgaba, los suave que los hacía ver y su conocido aroma frutal que lo atraía. Continuó con sus uñas, empezando con colores oscuros que combinaran con la apariencia rebelde que aun quería mostrar, hasta ir yendo por tonalidades más suaves, hasta colores más fuertes y llamativos. Siguió con maquillaje; delineador de ojos, sombras oscuras, hasta brillantina e iluminador que resaltaban sus mejores facciones. Al final, fue su armario el que cambió, yendo de prendas negras a camisas llamativas, botas coloridas y prendas que no encajaban exactamente en la categoría de "ropa de hombre".

Para los veintitrés, su edad actual, podía decir que se sentía perfectamente cómodo con la persona que se había convertido. Ya no sentía esa punzada de inseguridad o necesidad de aceptación. Era feliz, usando accesorios relucientes o brillo en el rostro.

Al menos, la mayor parte del tiempo.

Era claro que, no era fácil. Era inevitable recibir más atención de la debida, especialmente cuando eres un estudiante universitario en una carrera de Ingeniería que está plaga de hombres que cumplen alguna clase de prototipo esperado. No todos le darían cumplidos sobre su ropa o maquillaje, recibiría alguna miradas de disgusto y haría lo posible por evitar escuchar esos comentarios para nada agradables que eran soltados por detrás de su espalda.

Era algo con lo que tuvo que aprender a vivir desde que decidió ser esta persona; sentirse cómodo en su propia piel y con sus gustos. Algunas veces, se sentiría afectado, pero la mayor parte del tiempo intentaría recordarse que no necesitaba ser aceptado por los demás, solo por sí mismo.

No era el mismo adolescente inseguro de diecisiete años que se ponía brillo labial a escondidas en los baños, aunque solo fuera porque sus labios se encontraran resecos. No vivía de los comentarios u opiniones de los demás. Era un -casi- adulto de veintitrés años, a poco de acabar su carrera, con un titulo a punto de llegar, grandes oportunidades de trabajo, que no basaría sus expectativas en alguna aceptación que no necesitaba.

No pasó por una lucha interna por años para ahora tener miedo de ser la persona que era. Estaba orgulloso de todo lo que había logrado y no dejaría que nada ni nadie se lo fuera a quitar. Mucho menos, algo tan estúpido como el miedo.

Por lo tanto, no. No era un secreto que le gustara lo que es encapsulado en la categoría de "femenino"; la ropa, el maquillaje, accesorios y... los chicos.