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PRINCE
[príncipe]

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En donde Michael es el adolescente que abandonó la escuela, la casa de sus padres y vive en un mundo a lleno de adicciones que lo ayuda a sobrevivir.

O, en donde un príncipe de una escuela privada vino a salvar a Michael de una vida de descontrol y peligro.

•••

Unos desordenados cabellos dorados se encontraban dispersos sobre su colchón, desordenados y con algo de sudor en ellos. Mientras que, el dueño de ellos parecía tener dificultades para respirar, manteniendo sus ojos cerrados, y dejando que su pecho subiera y bajara lentamente.

Sin poder evitarlo, Michael llevó su dedo índice hacia él. Inició su camino por los cerrados parpados con brillantina dorada en ellas, brillantina que estaba derramándose por unos largas pestañas castañas gracias al sudor y lágrimas. Su dedo siguió por la perfecta nariz respingada, notando como esta se contraía levemente ante su tacto, haciéndolo sonreír inconscientemente. Finalmente, llegó a unos rosados labios hinchados, ya sin brillo labial. Este había sido retirado por sus labios varios minutos atrás

Cuando llegó al mentón, sus ojos dejaron de ver el rostro del lindo chico debajo suyo, distrayéndose con su cuerpo. Con la blanca piel desnuda debajo suyo. El ancho pecho que iba reduciéndose a medida que llegaba a la curva de la cintura y los notorios huesos de las caderas. Y, esas piernas. Dios, Michael sería capaz de lo que sea por volver a sentirlas rodeándolo firmemente como lo habían hecho antes.

Todo el cuerpo de Luke era una completa obra de arte, y era suyo.

Era su obra de arte.

Estaba seguro de que Michael también era la de Luke, por la gran cantidad de marcas en su cuerpo que lo demostraban. Porque, Luke amaba hacerle saber a todo el mundo que estuvo ahí; que dejó su propia pincelada en el lienzo que era su cuerpo, llenándolo con las marcas que sus dientes dejaban y la presión que hacían sus dedos al tocarlo.

Ambos sentían un fuerte sentimiento de pertenencia por el otro. En un sentido posesivo tanto como protector. Estaban acostumbrados a ser ellos contra los demás; a ser el hogar del otro. Claro que se sentirían de esa manera.

Porque, seis meses fueron suficientes para hacerle saber a Michael que había encontrado a la persona que quería a su lado por el resto de su vida, y se negaba a dejarlo ir.

Y lo mejor era era que, Luke tampoco lo dejaría.

—¿Quieres continuar? —preguntó, con las puntas de sus dedos bajando por el pecho cubierto de sudor de su novio. Él solto un pequeño suspiro, dejando que su pecho se levantara y se desinflara levemente.

Su atención fue hacia el rostro de Luke, para que, segundos después, él finalmente estuviera abriendo sus ojos. Lindos y brillantes ojos azules, cubiertos de lágrimas por deseo y excitación, pero siempre viéndolo como si fuera lo único que importaba en este momento.

Como si fuera su mundo.

Su mirada siempre encontraba una forma de perderse en ellos. Quizá, porque fueron lo primero que llamó su atención en el momento que posó su atención en él. Se sentía como algo prohibido, y siempre amó romper las reglas para obtener lo que quería.

—Mierda, sí —dijo él con ímpetu, logrando que una leve risa escapara de los labios de Michael. Inclinó su cuerpo hacia adelante y besó los hinchados labios con algo de sabor a piña en respuesta.