Un paso adelante y dos atrás

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Nos recostamos de nuevo, no tuve tiempo de cerrar los ojos cuando sentí que me abrazó por la espalda, sentí como la presión de sus brazos hacia que la sudadera roja que llevaba a modo de pijama, el noto lo mismo que yo y aventuró una mano a la parte alta de mi muslo, comenzó a hacer círculos y líneas perezosas sobre mi pierna, ese simple tacto de piel contra piel me recordó cuanto le deseaba, cuanto le quería, cuanto... Mis pensamientos fueron cortados de golpe, Alan encontró unas pequeñas cicatrices, las tenía hace un par de años, nadie las veía, nadie sabía que existían.
- No quiero arruinar el momento, pero...-dijo el sin poder terminar la oración
- Las hice cuando papá desapareció, nunca pensé en la excusa que le daría al chico que las viera al llegar el momento, tampoco...- no sabía cómo decirlo- tampoco sabía que decirte a ti, mucho menos pensé que ibas a ser el chico al que le debiera una explicación.
- A que te refieres con eso, Tar?
- Ya sabes, hace un par de años papá se fue...-el negó con la cabeza
- No me refiero a eso, a que te refieres cuando dices que no pensaste que yo fuera el chico al que darías explicaciones
Parpadee varias veces, no sabía cómo explicarlo
- Yo, tal vez solo me confundí, por lo que me dijiste ayer, por la forma en que me miras, tal vez yo que pensé que tú... Que yo...- dije sin estar segura de que palabras salían de mi boca
- oh Tar, solo cállate- me dijo Alan tomando mi rostro entre sus manos y besándome.
Giré mi cuerpo de manera que quedáramos frente a frente, con manos hábiles el me guío hasta quedar sobre sus piernas, se enderezó y así profundizó el beso.
Unas lágrimas pequeñas rodaron en mis mejillas mientras sonreía, era ridículo, pero estaba llorando de la felicidad, Alan detuvo el beso
- Cariño, que sucede? Por que lloras?
- Te amo, lloro por que me haces feliz, por que sin ti estaría perdida, lloro por que por fin te tengo al cien porciento.
La mañana siguió entre besos y abrazos, pero no pasamos los límites, primero debemos hablar de otras cosas.
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Quinta hora de clases, la primera después del recreo, había dormido la mayoría del recreo mientras el resto comían, ahora mi estómago gruñía y solo tenía agua para beber, este iba a ser un día largo.
Mi teléfono sonó, la canción de Guns And Roses saco a todos de la lección del señor Carl.
Tome mi bolso antes de que me regañaran, conteste la llamada mientras caminaba hacia la puerta y cuatro cuerpos más me seguían, Alan, Alex, Jack y Masen salieron conmigo.
- hola?
~ Tara Mikaelson, donde carajos te quedaste anoche?
-hola mamá, dormí con Alan, te dejé una nota sobre tu cama cuando fuimos a llevar a Cristie
~ Dijiste que te irías con el, no que no volverias a casa.
- ya hiciste que saliera de clase, solo déjame en paz
Colgué el teléfono y lo apague
-vamonos cariño- dijo Jack- busquemos algo que comer, tomemos las motocicletas y vámonos de aquí
-no sé si sea buena idea, yo...- dijo Alan
- Por Dios, cállate Alan. Vamos por las motos a casa de Masen.
Dije y salimos de la escuela, había dado un paso con Alan, pero retrocedi dos cuando mamá llamo a hacerme reclamos y mi tristeza volvió

Historia De Una Mente DestrozadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora