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— ¡Quiero irme!— Gritó JiMin llorando.

Años pasaron. Han pasado años y él sigue en el infierno. Sus ojos estaban rojos por todo el llanto. Su garganta seca.

— ¡Y-Ya no quiero estar aquí. Quiero irme, Porfavor!— Gritó JiMin, intentando librarse de las cadenas.

Segundos después apareció YoonGi, con una sonrisa juguetona. JiMin se hizo bolita en la esquina y observó al mayor con miedo.

— ¿Por qué gritas tanto, muñeco? Superas a las demás almas que están siendo castigadas por su pecado— Se burló.

— P-Porfavor.... quiero ir a mi casa— Pidió JiMin.

— Ya te dije, muñeco. Esta es tu casa. Este es tu reino.

— N-No, porfavor y-ya no quiero estar aquí.

El mayor se puso de cuclillas y tomó el mentón de JiMin, el cual temblaba por el llanto.

— H-Hago lo que quieras.

Gran error.

— Serás mío— Dijo YoonGi, no como pregunta, sino como una orden.

— S-Si.

— Me servirás solo a mi.

— Si.

YoonGi sonrió.

— P-Porfavor— Rogó JiMin.

— No llores— Llevó sus pulgares hasta las mejillas del menor y limpió el camino de lagrimas en esta— Los muñecos no deben de llorar.

— Quiero irme.

— Te irás, pero yo no te dejaré tranquilo, muñeco. Estaré siempre a tu lado.

— E-Esta bien.

— No quiero que vuelvas a la iglesia.

— P-Pero...

— No irás— Ordenó.

— S-Si.

— ¿Si que?

— Si, satanás.

YoonGi sonrió y dejó un beso en la mejilla de JiMin quien cerró sus ojos y al abrirlos, ya se encontraba en su habitación. Bajó corriendo las escaleras, y observó a sus padres riendo junto a YoonGi y a su esposa.

— Hijo, ¿ya estas mejor?— Preguntó su madre.

JiMin miró sus manos, miró la hora.

¿Como era posible? Solo pasaron cinco minutos, pero el estuvo por años en el infierno.

YoonGi lo observó y sonrió mientras tomaba vino.

Sus padres también estaban tomando.

— ¿P-Por qué están tomando? E-Eso es malo— Dijo en un tono bajo, temiendo de que satanás se enoje.

— ¿Y por qué no? Jesús tomó vino, ¿y por qué nosotros no podemos?— Se burló YoonGi.

JiMin negó.

— Hijo, ¿estas bien?— Preguntó su madre a lo que JiMin asintió.

— S-Solo... Ya no quiero ir a la iglesia— Dijo JiMin derrepente.

YoonGi sonrió burlón.

— Hablamos luego— Dijo su padre.

JiMin asintió y se dio la vuelta para subir a su habitación. Se sentó en la cama y comenzó a llorar, sintiendo como alguien se sentaba a su lado.

— ¿Por qué lloras, muñeco?

— D-Deberías de estar con mis padres.

— Estoy en todos lados.

JiMin se separó de YoonGi.

— Y-YoonGi.....

— Que sexy suena mi nombre en tus labios— Dijo satanás mordiendo su labio.

JiMin lo miró suplicante.

— ¿P-Por qué me lastimas?

— Tú te lastimas solo, muñeco. Tú fuiste el que me llamó.

— N-No es cierto. T-Tú apareciste en mi vida, siendo que yo no te c-contacté.

— ¿Te hago recuerdo, muñeco? Tú me llamaste.

— No.

— "Si satanás se aparece frente mío yo dejaré de ser religioso" . No veo ningún cambio, muñeco.

— Lo decía de mentira.

— Mentir es malo, muñeco. Tú lo dijiste. Me lo repites siempre.

JiMin lloriqueo.

— Estas casado.

— ¿Y eso que?

— No me lo dijiste.

— ¿Éstas celoso, muñeco?

— No.

— Ves que no puedes verme con nadie. Los celos siempre van a aparecer cuando se trata de mí.

JiMin tapó su rostro con sus manos.

— Estas casado— Volvió a decir JiMin.

— Muñeco, sabes que puedo meterme en la mente de las personas y engañarlas. Ella es solo una ilusión. No estoy casado, y tampoco tengo una empresa. No la necesito, puedo tener todo el oro que desee.

JiMin lo miró.

— ¿No estas casado?

— Por supuesto que no, muñeco.

JiMin sonrió.

— No vuelvas a llevarme al infierno porfavor, fue muy horrible.

— Te acostumbrarás.

— ¿Me vas a llevar?

— Si.

— P-Pero...

— Pero para estar conmigo. Allí podremos estar mas tiempo juntos, y nadie se dará cuenta de que estas en el infierno, muñeco.

JiMin bajó su cabeza.

— No quiero ser homosexual.


























































Amor de infierno ||Yoonmin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora