1

91 11 5
                                    

Sus manos pequeñas y delicadas deliniaban la fina tela rosa que estaba amoldada a su figura. La peluca rubia que le llegaban a la cintura estaba peinado a un lado. Dándole un aspecto elegante.

Se miraba hermosa.

Lástima que él no se veía como tal.

HanGyeom se miraba horrendo.

Este no era él.

¿Pero que podía hacer?

Era demasiado cobarde como para huir de aquel hombre.

Su rostro totalmente maquillado se una forma sutil, mantenía una expresión apagada, sus ojos ya no brillaban como antes.

Las mujeres que lo arreglaban lo miraban con lastima y tristeza.

Pero ellas tampoco podían hacer algo.

De hecho nadie podía salvarlo de aquel infierno en el que estaba metido.

En el que le obligaron a estar.

El sonido de la puerta abriense lo saco de sus pensamientos.

- Señora Jang, el señor la espera. - Le hablo uno de los empleados de la casa.

Aún se le hacía incómodo el hecho de que Jang los obligará a que lo tratasen como una mujer.

- Ahora bajo - dijo haciendo que el joven chico solo asintiera, y cerrará la puerta al salir.

Todas las jóvenes salieron dejándolo solo.

Volvió a verse.

Se sentía asqueado de solo mirarse...

Inalo profundamente, y luego soltó un gran suspiro.

Y salió de la habitación.

No quería problemas.

No más de los que ya tenía.

Sean bienvenidas a la asquerosa realidad de Song HanGyeom.

Linda   ||   SeGyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora