Capitulo 7 : Los preparativos.

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Al día siguiente así lo hicieron, la familia Semeel se reunió con la familia Ilhuicamina para discutir el futuro de sus hijos.

Cuando finalmente se terminó de discutir las características de la novia y sus atributos, se decidió llamar al ­ Tonalpouhque, pues según el Tonalli del joven y la doncella se pudiese saber si ambos estaban listos para casarse y si era el deseo de los dioses.

El proceso fue bastante largo, pues se tenía que proyectar el matrimonio de ambos, después de extensas horas resulto que los augurios eran buenos.

Fue así como dos ancianas de la familia de Surem fueron al templo, y a través de largos discursos le pidieron permiso al padre de que su hija se casa con Surem.

Moctezuma se negro, pues argumentaba que su hija no estaba lista para casarse, pues de acuerdo a la tradición mexica, el padre nunca debía dar a su hija en la primera petición, esto en símbolo de orgullo.

.Sin embargo los ancianos insistieron el día siguiente y Moctezuma al saber que su hija estaría en buenas manos, consintió finalmente la propuesta de matrimonio.

Las ancianas muy contentas informaron al padre de Surem la respuesta, y aquella tarde se preparó una gran comida para celebrar la ceremonia.

Aquella tarde se presentó formalmente a los novios ante todo el pueblo.

En palabras del mismo Moctezuma, no solo sería la feliz unión de su hija, sino que también sería el recibimiento al siguiente Tlatoani Mexica de Tenochtitlan.

El pueblo por fin tendría tranquilidad.

Y dentro de poco, la descendencia mexica crecería aún más.

Atotoztli fue enviada al templo del calpulli, donde se hicieron varias ofrendas y las mujeres pidieron permiso de sacar a la doncella del templo. La respuesta la dio la Tecuaculti es decir la sacerdotisa, la cual la llamaban Rangocuacuacuiltin, esta era la de más alto rango,

Cuando finalmente Atotoztli estuvo lista para salir del templo de Calpualli, los padres de Surem fueron nuevamente a visitar al Tonalpouhque para preguntar cuál sería el mejor día para celebrar el matrimonio.

Los mexicas eran fieles creyentes en el horóscopo, pues decían que el futuro estaba en las estrellas.

El Tonalpouhque decidió que el 15 de agosto seria la fecha ideal para la boda. Tenochtitlan estaba de júbilo, pues la princesa Mexica, Atotoztli II, se casaría con el noble guerrero Surem Semeel.

La ceremonia comenzó con llevar a la novia a la casa del novio y desde ahí salieron hacia el templo, pues, aunque la tradición dictaba que la ceremonia debía de ser en la casa de Surem, al ser ella la princesa se hizo lo contrario, pues en el templo seria donde vivirían.

Cuatro ancianas los iban acompañando con antorchas encendidas, Atotoztli estaba adornada con ramas y flores, su vestido era de color blanco con un bello pájaro bordado con hilo dorado, el camino fue largo

Surem ya estaba en la parte de arriba esperando a Atotoztli, el llevaba un traje blanco tradicional, con un águila bordada en el pecho.

En cuanto llegaron al templo principal, comenzaron a subir poco a poco los escalones, las ancianas y los padres del novio también subieron.

Se coloco una esfera en el medio y se encendió una hoguera con Copalli, el novio tomo las manos de la novia y las ancianas ahumaron a ambos con el sahumerio.

Los novios se sentaron alrededor de la esfera, Atotoztli se sentó a la izquierda y Surem a la derecha.

La sacerdotisa ato el ayatl del novio con el huipil de la novia, esto para finalmente dar por hecho que ambos estaban unidos.

Mientras en la tierra se celebraba la unión de ambas almas, los dioses estaban sumamente preocupados por el destino de la humanidad, la balanza de la prosperidad había comenzado a moverse, y no lo había hecho desde hace más de mil años.

Algo había cambiado el tan pacífico rumbo de la historia.

- Tal vez sea un error – comento Mixcóatl

- Hermano, la balanza se ha equivocado otras veces, tal vez esta vez se haya equivocado nuevamente. – interfirió Coyolxauhqui

- Espero que así sea – exclamo huitzilopochtli con preocupación mientras veía como la balanza iba cambiando ligeramente de posición, dándole mayor peso al lado de la oscuridad, el cual estaba representando con un lagarto.

Mientras tanto en el banquete, Surem y Atotoztli estaban ya en el banquete muy sonrientes, pues sus parientes y amigos se habían entregado con alegría a la danza del fuego.

Aquella noche se celebró con gran gozo, se hicieron dos sacrificios para honrar la boda y que Cipatli se mantuviera en calma.

Al día siguiente los esposo se separaron, y esto sería por cuatro días, en los que ambos estuvieron orando continuamente, pidiendo que su vida estuviera llena de gozo, abundancia y paz.   

Sangre MexicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora