Capitulo 12: EL GRAN ARBOL DE LECHE

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No pasaron mas de unas cuantas lunas para que la noticia de que el sucesor de Moctezuma Ilhuicamina, el primer hijo del Tlatoani Surem y Atotoztli Cihuapilli llegaria en la siguiente primavera, cuando los dioses harían crecer las flores y con ello las cosechas darían frutos.

Se venia buenos presagios para el pueblo Mexica con la llegada del siguiente sucesor o sucesora, pues se había establecido que si nacia una niña, seria la que ascendería al poder al lado de Surem, como Atotoztli lo hizo con su padre, sin embargo si era un varón, entonces debería ascender al lado de alguna buena mujer que seria escogida especialmente por su madre.

El estomago de Atotoztli poco a poco iba tomando forma, y ella esperaba con ansia la llegada de su hijo, se prometió a si misma criarlo con sabiduría, para que aquel sueño no se hiciera realidad.

Surem mando a construir un temazcal para que su esposa pudiera dar a luz la siguiente temporada de cosechas.

Cada dia que pasaba la presión ante la llegada de el nuevo Tlatoani se sentia en el ambiente, Atotoztli temia por la vida de su hijo y el futuro de su pueblo, es que acaso el destino ya estaba escrito? 

No 

Ellos escribian su destino, y tal vez esa profecia solo era era un presajio, una advertencia de algo que no era seguro.

- Padre, crees que soy buen Tlatoani - 

- Porque preguntas eso Atotoztli? 

- Yo daria la vida por mi pueblo padre, pero es que acaso mi pueblo daria la vida por mi? - 

Hubo silencio ....

- Nuestro deber como gobernantes es amar a nuestro pueblo Atotoztli, cuidarlo y velar por la integridad de cada uno de ellos, incluso si no nos quisieran, nuestro deber siempre sera el proveerle, eso nos enseño nuestro señor Quetzalcoatl 

- Pero padre - 

- La sangre de nuestros antepasados corre por nuestras venas, aprender de su pasado y corregir los errores nos hace mejores. 

Mi padre salio del templo, y quede a expensas en el balcon, observando a mi pueblo, cada persona que habitaba en el, la forma de vida que llevaban. 

- YO ATOTOZTLI  II, HIJA DEL GRAN MOCTEZUMA ILHUICAMINA, PROMETO LLEVAR A MI PUEBLO A LA GRANDEZA, EN SU MAXIMO RESPLANDOR TENOCHTITLAN LLEGARA A LA GLORIA! -

La promesa que había hecho a mi pueblo me retumbaba en los pensamientos mientras observaba por el balcón.

Hasta que una nube gris empezo a oscurecer el pueblo, se venia una tormenta, todos salieron poco a poco y guiados por el sonido del tambor, comenzaron a bailar, era nuestra forma de agradecerle a Tlaloc nuestro señor lo que nos mandaba

Fui a los Temazcales qué ni esposo mando a construir, algunas mujeres se encontraban de parto y yo algun dia estaria en esa posición, sus esposos las abrazaban con cariño y protección, las parteras hacian su trabajo mientras tanto.

En eso escuche un quejido, y luego un grito, corrí hacia donde proveniqnclos ruidos, una mujer estaba tirada en el piso, sus piernas estaban bañadas en sangre y su esposo intentaba consolarla mientras la abrazaba fuertemente hacia él.

- Que ha pasado aqui! - grite
- Se ha ido mi señora, se ha ido - gritaba la mujer
- Calmate Shuira, Calmate, te hará daño - dijo la partera a la mujer - Mi señora - dirigió su mirada hacia mi -
- La mujer ha perdido al niño que esperaba, a vuelto al gran árbol de leche al lado de nuestro Señor Tezcatlipoca -
El humo del Copal se materializo al nombrar a nuestro señor, sus ojos ámbar observaban expectantes aquella escena, y junto a el, en el humo se hizo presente la figura de un bebé, corriendo por todos lados, parecia que perseguía algo.
- El esperara otra oportunidad para volver contigo Shuira - dije al mismo tiempo que Tezcatlipoca, era algo a lo que estaba acostumbrada, ellos solian usarme para comunicarse con su pueblo, yo era solo un medio de traduccion entre ambos mundos. Observe como nuestro señor recibia en sus brazos al pequeño y lo cargaba con delicadeza, y de esfumaban en el aire.

- El se encuentra ya en el Chichihuacuauhco, esperando una nueva oportunidad para volver contigo - Ella un poco mas calmada asintió, la tradición era sencilla y llena de amor, se ponia en una chinampa algunas velas, flores, leche y maiz, para que el gran árbol jamás se secase, se dejaba toda la noche en el lago y por la mañana todo se llevaba abajo de un gran arbol de sauce, era nuestro Chichihuacuauhco en la tierra, ahi se ofrendaba cada que habia un niño no nacido o que hubiera fallecido antes del año.

Las madres visitaban ese árbol con cariño y les solían cantar canciones de cuna.
Cada año podia observar como nuestro señor Tezcatlipoca bajaba con todos los niños al gran árbol, se ponia humo de copal y podia ver como el humo dejaba de ser humo y se observaban figuras pequeñas bailando alrededor de él, al ritmo de los tambores bailaban y se divertían.

Por un instante una madre y un hijo podrian estar juntos, se sentia el calor alrededor y la vida y la muerte parecía como si se tocaran, la delgada linea entre ambos mundos no se rompia, solo se hacia mucho mas delgada, los pequeños corrian alrededor de sus madres y ellas sentían la presencia de ellos.
- No te sientas mal pajaro de agua, ellos son felices en el Chichihuacuauhco, beben leche todo el tiempo, corren por los prados del campo, ríen y juegan, esperan pacientes, aquí no hay dolor ni sufrimiento y se duermen con las canciones que sus madres les cantan - Explico Tezcatlipoca mientras observaba a los niños jugar, divertido, son pocas las veces en el año que lo veo mirar con ternura y amor a alguien..

Toque mi estómago con cariño esperando con ansias conocer a quien se encontraba en mi vientre y observaba con nostalgia a aquellos niños de humo.




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⏰ Última actualización: Nov 01 ⏰

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