capítulo 30

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— hola Sully — sonrió la chica. Sullivan sólo le dedicó una sonrisa llena de ternura, le parecía una bonita forma de iniciar el día.

— ¿Acaso me estás siguiendo? — bromeó.

Fiorella al parecer entendió que se trataba de un chiste porque sonrió y no había rastro de molestia en ella.

— ¡Uy sí! Como si quisiera gastar mi tiempo siguiéndote el rastro, si claro. No sé tú pero, no estaba en mis planes viajar dos horas para ir a la escuela del pueblo más cercano — rió — . Además que prefiero estar aquí, si a mis papás se les hubiera votado la canica eran capaces de mandarme a otra escuela más lejos.

— ¿Tan malo sería?

Fiorella se encogió de hombros — . No lo sé, tu dime... ¡Claro que sería malo! No conocería a nadie, al menos a ti ya te conozco...

— vamos, no me digas que no te gusta socializar, después de viajar tanto... — la mirada de Fiorella fue a dar al suelo, de repente Sullivan se sintió mal, pues intuía que algo no andaba del todo bien con ella.

— veo que el chisme está muy bueno — interrumpió el profesor — . ¿No le pareció suficiente su última visita a la oficina del director señor Sullivan?

— disculpe... — se disculpó Fiorella, aunque en parte sí era su culpa.

— al menos iría por una situación diferente — contestó fríamente.

El profesor Kriss levantó una ceja, no le sorprendía en absoluto el comportamiento de Sullivan, pero sí le preocupaba que dicha actitud se le pegara a la chica nueva.

— señorita Bianchi, le recomiendo que si no va a guardar silencio en mi clase, busque un asiento alejada de éste joven.

Fiorella muy apenada asintió ligeramente, el profesor prosiguió con la clase, dejando a la pobre chica con un mal sabor de boca, ¡Era su primer llamado de atención en esa escuela! No era una sabelotodo, pero lo que menos quería era darle problemas a sus padres, por lo que procuraba no meterse en problemas. Y ahora ella pensaba que se los estaba provocando a Sullivan.

Aunque se quedó pensando. ¿Qué tipo de persona era Sullivan? Por el comentario del profesor, pudo notar que él era un chico muy problemático, o al menos eso dió a entender el profesor. Fiorella era del tipo de persona que no juzgaba a los demás, dado a que era una fiel creyente de la frase "no juzgar para no ser juzgado" por eso se guardaba su opinión sobre él al respecto. El chico detrás de ella le daba mucha curiosidad, sabía que había algo raro en él y en el pueblo. Dado que no era la primera vez que algunos miraban muy despectivos a sus padres y a ella, como si no los quisieran ahí. No obstante, no sabía cómo plantearle esa duda siquiera a Sullivan. "¿Por qué es tan complicado?" Pensó, y vaya que sí, la pobre chica no sabía cómo lidiar con aquel presentimiento de ella que no pertenecía ahí, no era como cuando se mudaba constantemente, aquel sentimiento era diferente a lo que Fiorella sentía en estos momentos.

A juzgar por la mirada que Yvonne y muchos otros compañeros le dedicaban, ella lo sabía; en definitiva no pertenecía ahí y lo que sería más probable, no era aceptada.

Pasaron tres clases antes del timbre del almuerzo y Fiorella procuraba mantenerse callada para no recibir otra llamada de atención, era tanta su obsesión de causar una buena impresión que eso no pasó desapercibido para Sullivan, podía sentir su nerviosismo y estrés por lo que la molestaba de vez en vez para que se relajara, obviamente lograba lo opuesto, dado que eso la ponía más tensa. Sonó el timbre y Fiorella se apresuró a sacar su almuerzo, comenzó a comer como una aspiradora porque en menos de cuatro minutos no quedó nada de todo lo que había llevado. Sullivan, quién no se había movido de su lugar la vió sorprendido, "¿Cómo una chica tan pequeña podría comer tanto?" Se preguntó, y eso era porque la mayoría de las chicas que él conocía estaban obsesionadas con su peso.

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