capítulo 5

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Francis




Ajá, otro perro con ese hueso, no diré que no le creo porque se me hace tarde para irme a casa. Y no encontraba la manera delicada para decirle que se me hacía tarde y que no tenía tiempo para sus mamadas.

— bueno, yo... Tengo que irme... — y como si se tratara de un juego, a mi cabeza se me vino el recuerdo de ésta mañana, esos ojos y esa voz monstruosa, el miedo volvió a mí casi como una tormenta.

— me tienes miedo... — dijo Lirius en un susurro, es como si le doliera — . ¿Es por lo de ésta mañana?

— ¿Qué clase de pregunta... ? — respiré hondo, no quería llegar de malas a casa — . ¿Y cómo esperabas que me sintiera? Casi matas a Sullivan...

— se lo merecía, después de faltarte tanto al respeto — dijo entre dientes.

— ¿Cómo lo supiste? — yo nunca le dije, y dudo que el mismo Sullivan o Ramón le haya dicho, y la única que sabía de eso también era Kitty.

— eso no importa, no voy a dejar que nadie, absolutamente nadie te falte al respeto.

— no tienes que hacerlo...

— ¡Eres mi luna! Por supuesto que voy a ver por tu bienestar.

— mira, tengo un compromiso muy importante en casa, y no tengo tiempo para esto... — creo que acabo de cambiar mi tumba, bye bye mamá.

— no te vayas, no quiero que me temas, los demás no me importan... Pero tú, si tú me temieras, si no quisieras verme ni acercarte a mí, no podría vivir...

Actúa como si de verdad fuera indispensable, aunque no lo conozca de nada, pero para su mala suerte, ya no soy la misma pendeja de hace dos meses — . No quiero que me hagas daño — está bien, no sé por qué solté eso y dicho esto, me dí la vuelta, sentí como si algo se rompiera, pero no era en mí.

"Nunca... Lastimaría... Sino... Muero"

Y esa voz otra vez, ya ni me detuve, sentía que debía pensar en algo, no sé el qué. Caminé sin mirar atrás con una velocidad impresionante, cuando me sercioré de que Lirius no me siguiere, disminuí la velocidad y respiré con calma. ¿Qué había sido eso? Es la pregunta que rondaba constantemente mi cabeza - te gusta jugar con lobos, ovejita - entonces la voz de Sullivan asaltó mis pensamientos, ¿Lobos? Que ridículo. Al llegar a casa, esperaba ver una deliciosa lasagna, pero en cambio, veo a mi mamá gritándole al teléfono.

— ¡Ese dinero es tu responsabilidad! — bien, con la única persona que sé que hablaría de dinero es papá — . ¡Sabías que Kitty quería comer lasagna en su cumpleaños! ... ¡No uses ese tono conmigo!

Sep, está hablando con papá — . Hola mamá — al escucharme miró hacia donde yo estaba y levantó la mano en forma de saludo.

— ¡¿Cómo crees que comeremos con eso?! ... ¿Sabes qué? ¡Métete ese dinero por dónde no te de el sol! ¡Tremendo mananzón, que tienes que seguir dependiendo de lo que te mandé tu mamá! — y colgó, soltó un suspiro pesado y se sentó en la mesa. Creo que no abra lasagna.

— ¿Mamá?

— lamento que tuvieras que escuchar eso — dijo con su voz apagada y levantó unos billetes que de lejos, se veía que no duraría una semana, si no comíamos — . Esto fue lo que nos mandó para éste mes — rió amargamente — . No sé ni por qué no me sorprende.

— no te preocupes mamá, puedo pedir un adelanto...

Negó lentamente — . No hija, con trabajo tienes para tus necesidades.

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