capítulo 32

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— Lo que pasa es que... — Fiorella dejó a medias la oración, cuando se trataba de expresar sus temores ella se bloqueaba, más cuando siempre demostraron nunca una mínima de importancia... Sin embargo por una vez, sólo una ella quería sacar todo — . Ya sabes que nunca he vivido en un lugar específico... He estado en tantos lados que ya perdí la cuenta y, ya no sé cómo lidiar con esto.

Sullivan la miró con preocupación y sorpresa ante lo que estaba pasando, él ya sospechaba que algo no andaba bien en la vida de Fiorella, pero no quería que resultara una realidad que ella tuviera que fingir estar bien todo el tiempo.

— ¿Lidiar con qué?

Fiorella tragó duro ante el nerviosismo y la presión — . Con todo... No siento que pertenezca a ningún lado, ni siquiera en mi propia casa; ni he desempacado nada porque sé que nos iremos otra vez, no sé que es remodelar un cuarto, pintarlo, acondicionarlo para que sea tu lugar seguro... Ni siquiera eso, no tengo un lugar dónde sentirme a salvo como tú, lo siento como un lujo, me tengo que obligar a no encariñarme con nadie porque me terminaré yendo o ellos se cansarán de mí... — las lágrimas no habían tardado en salir.

Sullivan estaba impresionado y dolido, él no sabía por lo que ella estaba pasando, al contrario de Fiorella él se sentía atrapado, quería salir de la manada y viajar y nunca parar. Pero vaya que sabía que lo que ella sentía era un vacío como él, pero ahora no se trataba del dolor de Sullivan, se trataba del dolor de aquella chica que sólo quería tener un hogar y por primera vez... Le daría el protagonismo de su agonía a alguien más.

— Fiorella... ¿Crees que me cansaré de ti?

La chica se limpió rápidamente las lágrimas mientras le respondía — . Claro — dijo sin vacilar — . Siempre es igual, por eso te envidio, conoces a tus amigos de años al punto de poder confiar en ellos ¿Y yo? Tengo muchos números de teléfono agendados pero no confío en nadie, todos parecen tener a alguien más importante y no los culpo... ¿Quién querría estar con una chica tonta y estúpida como yo?

Aquella manera en la que ella se autodescribió encendió la ira de Sullivan como nunca antes — . ¿Así te ves?

— es lo que soy...

Sullivan negó — . Si fueras una tonta o estúpida créeme que no te soportaría, ni siquiera te dirigiría la palabra.

— no hay necesidad de que mientas.

— si tengo que decirte lo contrario 20 veces, 20 veces lo haré — tomó aire y por primera vez, decidió decir lo que su corazón le decía — . Y si necesitas que te lo repita 1000 veces, entonces esas 1000 veces lo voy a hacer.

— ¿De qué estás hablando Sully?

— una idiota no me haría sentir un remolino de emociones con sólo escucharla hablar, una idiota no haría que me imaginara mil y un escenarios en mi cabeza en dónde en todos y cada uno de ellos estés tú, una idiota no me hará cuestionarme si lo que dije estuvo bien o mal y créeme que antes eso ni siquiera me importaba — volvió a tomar aire — . ¡Una idiota nunca me hubiera hecho sentir tan vivo!

Los ojos de Fiorella estaban tan rojos e inchados que eso no importó que nuevas lágrimas aparecieran por sus ojos, dando paso de nuevo al llanto, un llanto que sacaba consigo tanto y a la vez tan poco, un llanto que dejaba sacar todo aquello que la lastimó por tanto tiempo... Tal vez por toda su vida.

Sullivan la abrazó y dejó que llorará todo lo que tenía que llorar, ella cuánto tiempo no necesitó eso y muy posiblemente se reprimía para no preocupar a sus padres. Fiorella poseía una gran fuerza que ella misma desconocía. Cuando las lágrimas se le acabaron, y ella se tranquilizó un poco más, buscaron dónde sentarse.

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