capítulo 11

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Francis





No me tenía embobada, ¡Ya quisiera! No he superado a Ariel y ¿Ahora la vida quiere que me encule con un dios moreno? ¡Que le den!, No sé cuánto tiempo me tomaría superar a el imbécil de mi ex, para que venga otro a moverme el tapete. Y lo peor es que siento que tal vez podría llegar a... ¡No! No, no, no, ni lo pienses, sé más inteligente Francis, darle una oportunidad cuando ni siquiera estoy segura de que era lo que quería, era algo de lo más cruel para él, nunca jugaría con los sentimientos de alguien...

— ¡Francis! — me llamó Kitty.

— ¿Eh?

— pareces loca cuando te quedas así — dijo con la boca llena de la última crepa.

— ah, es que estaba pensando...

— tu novio te deja pendeja, y no te culpo ¡Yo también me pondría así si un dios griego como él viene a cocinarme!

Sabía que compraría a mi hermana con comida, ese Lirius sí que dió en el clavo — . No te acostumbres, que ésto no significa que vayamos a ser algo...

— ¡Debes estar loca si crees que lo dejarás ir! — golpeó la mesa — . ¡Míralo! El tipo es guapo, rico, buen mozo, ¿Y tú pensando en rechazarlo? ¡Tus neuronas no sirven!

— no creo que las neuronas tengan algo que ver — murmuré — . Además, aún no he superado del todo a Ariel, no puedo iniciar una relación si mi corazón está por otro lado...

— lo admitiste — dijo devorando el último pedazo de crepa.

— ¿Qué?

— si no te interesara como tú tanto dices, entonces no conciderarías la posibilidad de tener algo con él si tú corazón no estuviera en otro lado o como dijiste — la miré impresionada por su madura interpretación de las cosas — . Así que yo que tú me apuro a aclarar mis sentimientos, digo, si es que quieres seguir desayunando así y no sólo tomar un vaso de refresco y una manzana — se levantó de la mesa, dejó su plato en el fregadero y se fue.

A veces Kitty me sorprendía, no era tan estúpida como se hacía ver. Mi mirada fue a parar a el desastre de platos sucios de la cena de ayer y del desayuno de hoy, caí en cuenta de que si no la lavo yo, no lo hará mamá y menos Kitty. Suspiré cansada, revisé la hora en el reloj de la cocina. 8:01, excelente, tenía tiempo de sobra para arreglarme. Fuí hasta el fregadero y me dispuse a limpiar todo el desastre de ayer y hoy.

Mientras tallaba los vasos, vino a mi mente el beso de Lirius, aunque fuera en mi frente, me sentía como si hubiera corrido una maratón, tenía el corazón alocado y cada vez que exhalaba me sentía nerviosa y ansiosa. ¿Qué estaba pasando? No llevaba ni una semana aquí... Terminé de limpiar todo y subí a mi habitación para ponerme lo que iba a usar todo el día. 

Ya arreglada, salí de mi cuarto para ir a el de Kitty para decirle lo de papá. Intenté abrir la puerta pero estaba con seguro, al final me rendí y decidí dejarle un mensaje, por si papá la llamaba o si se le ocurría llamarle a él. Tomé mi mochila y salí de casa. Eran las 8:50, lo sé, muy temprano, a juzgar de que mi hora de entrada era a las once, pero cuando regresé de la "cita" con Lirius pude ver un parque no está para nada lejos de aquí.
Me puse mis audífonos y me dirigí a ese parque. No me quedaría tanto, daría la vuelta y directo a mi trabajo.

Volví a poner la misma canción de cuando llegué, Sayonara de Funkist, no entendía gran parte de la letra, pero la que sí entendía describía mi corazón a la perfección.

"Desearía que todo fuera un sueño
Cuando despiertas, sigues ahí
Desearía que todo fuera una mentira
Te perdonaré ahora, así que di que es mentira".

Bella luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora