Capítulo 17

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Francis





Kuro seguía sentado enfrente mío, me sentía feliz de que haya encontrado a su compañera o como Sullivan me había dicho, su mate. Tal vez esa voz no era de Kuro, pero quería creerlo y dar una razón para mí locura.

— ¿Quién es tu mate? Debe ser una loba muy bonita.

"No es una loba"

No cabía duda, quien me hablaba era Kuro — . ¿No es una loba? Eso es imposible, tu eres un lobo, tu compañera debe ser alguien de tu misma especie — sí, ahora me creía una experta en comportamiento y relaciones animales.

"No es una loba"

Repetía con insistencia. La curiosidad ganó, aunque no fuera de mi incumbencia quería saber.

— ¿Quién es tu mate?

"Aún no es tiempo"

Lo miré decepcionada, genial, otro con su "aún no es tiempo" — . ¿Ahora tu vienes con secretos? — no me creía que quien me hablaba era Kuro, si bien dije que quería creer me resultaba algo complicado, me decía a mí misma que todo era producto de el estrés acumulado por años, pero por el momento, me dedicaría a disfrutar de esa pequeña voz.

"Todo a su tiempo, luna"

Kuro se levantó de dónde estaba y se dió la vuelta, no sin antes darme un lengüetazo en mi mejilla causandome unas ligeras cosquillas. Antes de que se fuera acaricié tu cabeza y pegué mi rostro a ella.

— quisiera llevarte a casa, si no midieras casi uno o dos metros — me reí, era casi imposible que en un día me hubiera encariñado tanto con un animal salvaje — . No te voy a retenerte más, vete a casa.

Antes de irse me miró por unos segundos, "tú eres mi casa", soltó en mi cabeza para luego irse.  Era lo mejor, si Ramón o Sullivan lo vieran aquí se armaría el dramón de la noche. Me dirigí a la casa de campaña en la que dormiría, sin duda que hoy fue un día de locos. Tomé mi celular y tomé una foto a la luna, espero que Kuro esté bien. Un pensamiento aún más extraño abordó mi cabeza, quisiera que Lirius estuviera aquí; sé qué no llevaba muchos días de conocerlo ni nada pero sentía que debía estar con él, es como si mi ser me pidiera a gritos que estuviera con él, igual, lo que le dije a Sullivan era muy enserio, estaba dispuesta a dejar a Ariel en donde debería estar, en mi pasado, para que por fin pueda mirar al futuro, lo necesito y me lo merezco.

Me acomodé bien en la colchoneta y cerré mis ojos lista para dormir, sentía que partir de mañana, las cosas serían aún más interesantes.






"Todo estaba oscuro, no había ni una sola luz, la nieve caía al rededor mío a pesar de que no pareciera haber algún cielo de donde caiga.

Me encontraba flotando, me sentía como uno de esos copos de nieve que caían a mi al rededor.

"Mi luna, mi amor"

Ah, esa voz de nuevo, quiero escucharla por siempre, no pares, sigue...

"Ya falta poco, mi amor"

¿Falta poco? ¿Poco para qué? Entonces todo parecía ser confuso, ya no flotaba, estaba en el suelo pero no parecía caminar, la nieve que caía no se acumulaba, sino que desaparecía, se desvanecía como polvo de estrella. ¿Para qué falta poco? Dime, no quiero más secretos.

"Para saber la verdad, luna mía"

Entonces sentí como si fuera cayendo, caía y caía pero no llegaba a ningún lado, todo se volvió tan confuso... ¿Dónde estás? ¿Por qué me dejaste?

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