Parte 15 Dormir con Voley

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Nota: Perdón por la extensión, se me ha ido un poco.
Feliz #Hikage atrasado.

La marca seguía ahí cosquilleandole mientras bajaba en bici por la carretera de la montaña

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La marca seguía ahí cosquilleandole mientras bajaba en bici por la carretera de la montaña. Era demasiado temprano para que hubiera salido el sol y las mejillas se quemaban con el rocío helado que aún quedaba en el ambiente. Nada de eso le importaba porque iba a hacer voley.

El voley también implicaba a Kageyama.

Era su primera concentración. CONCENTRACIÓN. Que la única diferencia era que en lugar de volver a casa después de los estrenos dormirían todos juntos y por todos juntos se refiere más concretamente en dormir con Kageyama. Todo dentro de Shoyo estaba ilusionado y expectante, hasta el punto de no dormir y ver las horas pasar por su despertador de luz. Una tras otra. Por eso cuando llegó al bus y se sentó en el lado de la ventana no pensó en nada más y cerró lo ojos.
Nadie había dicho nada pero era un hecho irrefutable, el asiento de al lado de Hinata pertenecía a Kageyama, al menos, así lo asumieron todos los del Karasuno. Para cuando este subió ya todos estaban distribuidos. Se le antojó extremadamente fácil, le habían ahorrado el tener que verbalizar algo realmente vergonzoso porque, evidentemente, nadie esperaría que el dijera algo tipo "Chicos dejadme ir al lado de Hinata en el bus".
Pero si que quería ir con el en el bus
Sentarse a su lado
Oírle hablar
Besarle

Pero las cosas no salen como uno quiere, y las palabras del pelirrojo se quedaron atrapadas en el mundo de los sueños y en la baba que resbalaba de entre sus labios abiertos. Shoyo se había apoyado contra la ventana pero poco a poco, y con una jugada impecable por parte de Kageyama la cabeza de este había acabado apoyada en el hombro del colocador. Quizá fuera el "destino" lo que hizo que la mejilla de Hinata se recostara en la piel desnuda del cuello de Kageyama, pero Tobio pensaba aprovecharse de ello y embriagarse sin pudor del maldito olor que desprendía el pelo de Shoyo rozándole los labios. Podría depositar un beso ahí entre mechones enmarañados que le hacían cosquillas en la nariz. Ahora que...

Nadie te está viendo idiota puedes hacerlo
Nadie te está prestando atención a ti
Nadie te vigila como si fueras un asesino en busca y captura

Pero por mucho que se lo repita no lo tiene tan claro y se corta, frunciendo los labios y mirando al horizonte de la carretera que le presenta un amanecer fugaz. Los colores son llamativos y vibrantes, respira profundo y nota la mezclolanza de frutas dulces con suavizante de talco, hay algo más, que no puede decir que es, pero si tiene que describirlo seria olor a Hinata. Durante unos segundos demasiado largos Kageyama fusiona el naranja de los mechones con el arrebol del sol que divisa a lo lejos y hunde la nariz entre mechones para respirar, casi como si lo hiciera por primera vez, oxígeno cargado de serotonina viajando directo a sus pulmones y dándole vida. Tiene claro que está pasando algo por su sistema nervioso, en su cerebro y en su estómago por el cosquilleo imposible que le recorre el cuerpo haciendo de él, una ensalada de emociones, que amenazan con dominarle. Una mano que se quiere mover por cuenta y riesgo propio a repasar el grosor de los labios entreabiertos, o apartar el rizo travieso que le cae sobre la nariz y le tapa la mitad del ojo izquierdo. La detiene en cuanto hace el primer amago y se consuela "Ahora no... pero un día si..." La misma frase que se repite para convencerse de que aunque ahora tiene que esconder lo que siente, un día cuando sea mayor, no tendrá que hacerlo. No esconderá las caricias, ni los besos, ni las sonrisas indiscretas que se le escapan cuando le mira.

Marcas (Kagehina/Kuroken/Iwaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora