Parte 18 La taza de unicornio

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Se acercaba el la competición de la prefectura y los nervios estaban a flor de piel

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Se acercaba el la competición de la prefectura y los nervios estaban a flor de piel. En todos lo sentidos.
Hinata estaba hecho un manojo de nervios ¿Cómo no iba a ser su salto potente si literalmente era su forma de andar? El resto no iban muy dispares realmente. Tsukishima se había creado una nueva lista de música, llevaba dos días poniéndosela constantemente hasta la saciedad y si su reproductor se quedase sin batería podría ir cantando canción a canción sin saltarse un solo de guitarra o una repetición del estribillo. Nadie sabía que música escuchaba el central, pero desde luego, que parecía mejorar el carácter de malhumor permanente que le caracterizaba. Yamaguchi se sentía genial, porque el no notaba la misma presión que el resto, puesto que no era titular su ansiedad no estaba en mantener el peso del partido, quizás en meter algún saque, o aguantar alguna recepción pero tenía la absoluta certeza de que el ganar o perder no dependía de él y eso... le hacía libre. Durante las ultimas semanas había estado practicando su saque, al final fue consciente de algo: No era lo suficientemente bueno. Así que, no lo pensó mucho cuando se plantó en la tienda Shimada a pedir ayuda y consejo sobre el mejor saque que había visto. A partir de ese día, las tardes después de los entrenos se volvieron un poco más solitarias pero también más gratificantes practicando la técnica del saque. Había algo que no se podía quitar, el sentimiento de desilusión de no poder acompañar a su mejor amigo a casa, a modo de disculpa le enviaba cada noche el link de una canción que le gustara por mensaje. Nunca recibía respuesta y no era algo que le importase porque... así era su relación a fin de cuentas.
Asahi calmaba su ansiedad con un lápiz y un papel, le gustaba bocetear ropa, sobre todo la de personajes que le gustaban de la ciencia ficción o la de los famosos, le parecían realmente elegantes y asi podía pasar horas en su cuarto, gastando el grafito y liberando su mente. Sugawara tomaba tila de menta y limón, buscaba como hacer respiraciones por la noche antes de dormir y en su tiempo libre ojeaba todas las revistas y web de voley que conocía, le gustaba aprender, porque quizás, en un futuro podría enseñar todo lo que hubiera aprendido, así que revisa y repasa jugadas, las reescribe, busca como es la técnica y en unos pocos días ha creado un nuevo sistema de señas, más cómodo y fácil, algo que pueda ser para todos. Sawamura está total y absolutamente orgulloso de Suga, es así y no puede evitarlo. Por las noches cuando está ya acostado y se encuentra a las puertas del sueño, es entonces cuando le llega... un mensaje. EL MENSAJE. "¿Crees que a Tsukishima le iría mejor otra estrategia?¿El entreno de hoy ha sido muy duro para Yamaguchi?..." El contenido del mensaje varía constantemente pero el sentido del mismo no. Es Suga preocupándose por el equipo, conociendo cada pequeño detalle de cada compañero, buscando la empatía en cada decisión que toma, es por ello, que aunque suene cursi tiene que reconocerlo, Koushi es sin lugar a dudas su persona favorita, que no puede irse a dormir sin hablar con él, que le hace sentirse más cercano con todos, que le gusta como el mundo se vuelve amable solo por su existencia. A Daichi la ansiedad se le disuelve entre mensajes nocturnos escritos en la duermevela a su persona favorita.
Nishinoya y Tanaka están hechos de otra materia, una menos densa pero sí más volátil. Arreglan sus nervios cansándose hasta que los músculos tiemblan entumecidos en lugar del estómago. Entre bastidores son un poco menos rudos, más sensibles y menos fuertes, más humanos, que se pasan horas imaginando todo lo que quieren conseguir en la vida. Tanaka quiere que le quieran y espera causar impresión cuando le vean jugar, lo cierto es que está cansado, sí cansado: De no ser el As del equipo, ni el mejor recibiendo, ni el más alto o el más fuerte; Está cansado de pasar inadvertido y quiere, al menos una vez, ser alguien a quién miren. Nishinoya por su parte está feliz, hace tiempo que se siente completo, sabe que el equipo le necesita y no le tiene miedo al fracaso. Sigue adelante con la certeza de que lo que de verdad le da miedo, es que sus compañeros no confíen en sí mismos, por eso la derrocha, por si a alguien se le acaba solo tiene que coger la suya y seguir adelante.
Se podría decir que cada uno es, en sí mismo, un mundo, a cual más complejo que el anterior, pero al final, con un poco de atención y cariño terminas por conocerles. En el caso de Kageyama ya la sociología o la paciencia no funcionan, el rompe los esquemas y transita entre lo normativamente coherente y la locura. Todo iba bien, iba perfecto porque no hay nada, absolutamente nada que a Tobio le de miedo o le provoque nervios en el voleibol. Así que sí... todo iba bien, al menos en lo que al Volei se refiere. Hacía dos semanas desde el "incidente" con Hinata en su casa y claro... durante la semana Shoyo tomó precauciones, como cuando se encontró aquel gato en la calle, el animal estaba asustado y el buscaba hacer los movimientos más suaves, para que cogiera confianza y no se asustara. Kageyama se le asimilaba mucho. Tenía miedo de hacer un paso en falso y que el colocador huyera como un gato callejero a su guarida. Durante la semana escolar intentó dejarle espacio, dejó de ir a robarle besos entre clases o abrazarle en los entrenos por precaución. Por eso cuando el viernes Kageyama le agarró de la muñeca antes de subir en su bici y le dijo "Ven a mi casa" su corazón casi da un vuelco.
- Kageyama IDIOTA - Comenzó a balbucear- será que SI me apetece ir a tu casa.
- Es lo mismo BOKE
- NO ES LO MISMO... lo has dicho como si me lo estuvieras ordenando
- AHH... lo que sea... ¿Vienes o no? - Y esperó con el corazón encogido y los ojos azules tintineando.
- Umm vale... pero tendré que avisar a mi madre.
La casa de Kageyama no había cambiado en lo absoluto durante los días que Shoyo había dejado de verla. Estaba exactamente igual, el protocolo también. Así que ya conociendo mejor la mecánica de la casa, Shoyo siguió el pasillo hasta la escalera del fondo y se paró en seco haciendo una reverencia exagerada, Kageyama llegó después algo sorprendido.
- Kazuyo-San ¡He vuelto!
- ¡Hinata idiota!
- ¡Que!? Es por si se ha olvidado de mi... -Dice arrastrando un puchero. Termina la reverencia
- Como si pudiera... - Y el insulto no sale. Se queda ahí mientras se miran, atragantado en mitad de la garganta.
Las ultimas dos semanas han sido un desastre. Desde ese día se ha quedado hecho un caos por dentro, y ahora pasa las noches pensado demasiado en lo que no debe. Es decir, cualquier cosa que no es voleibol. Ha intentado de todo, incluyendo algún que otro método poco decoroso. No es que se avergüence en sí, tocarse a uno mismo no es algo malo... Tampoco es que lo considere bueno, simplemente no entiende en sí como debiera abordarlo. No le hace daño a nadie, eso está claro, pero cuando piensa en lo que pasaría si Hinata supiera lo que hace en la ducha pensando en él, no cree que esté nada bien. ¿Se enfadaría? ¿Le dejaría de hablar?¿Tendría que pedirle permiso? "Oii Boke te importa si me masturbo pensando en ti" NO no... Kageyama no es un experto pero sabe que eso estaría fuera de lugar completamente. Siente que en parte es como pedirle... derechos de imagen o algo así. A lo mejor le dice que si... que está todo bien... e incluso le da no sé una foto para que no tenga que imaginárselo...
- KAGEYAMA QUE SI QUIERES VERLO - Le grita Hinata atrayéndole de nuevo al mundo real.
- EHH...-No tiene ni idea que es lo que quiere ver y su imaginación hace el resto - Que dices IDIOTA
Se nota la sangre arder desde la profundidad de la dermis, el rojo que abandera las orejas y le descubre, hace que Hinata abra mucho los ojos mirándole, extrañado y divertido.
De nuevo ahí está la sonrisa que le trae por la calle de la amargura. Un desastre, una catástrofe..."Que si quieres verlo" Se repite en su mente y SI, sea lo que sea, si, quiere verlo. Kageyama no puede negarse así mismo el hecho de que quiere ver absolutamente todo del pelirrojo. Agacha los ojos para relajar tensiones y la risa cantarina de Hinata le devuelve la atención. Tiene el disco en la mano "Adlers vs Jackals". Es el partido que estaba sobre la repisa, entre los resto de la colección antigua, montañas de CDs que guardan voleibol y nostalgia, y que podría valer más que el oro para Kageyama.
No sabe si quiere verlo.
No sabe si está preparado para ello.
- ¿Sabes Kageyama?... - Le dice atrayéndole con la mirada brillante, ojos almendras que le miran fijos hasta dejarle sin aliento - No tiene que ser hoy... ni mañana - Rueda los ojos con una sonrisa - Está bien si no quieres, y está bien que no me quieras decir por qué... - La sonrisa se vuelve blanda como si se estuviese derritiendo por el sol - Solo... me gustaría saber que quieres hacerlo conmigo....
El silencio fue lo suficientemente prolongado con los ojos desencajados como para después tener que dar explicaciones. O balbuceos inconexos. Un caos de formulación de sílabas que no explicaban nada mientras Hinata empezaba a pasar de tonos rojizos a purpuras y cuando varios minutos después la comunicación se dio por imposible, ambos se dejaron caer en el sofá lo más serios que la tensión de dos adolescentes idiotas les permite.
Hinata es el más rápido con las palabras, no el que mejor se explica, pero si el que las deja salir antes porque así es él. Siempre le han enseñado que si los sentimientos que tienes por dentro, no los cuentas, solo los disfrutarás una vez, pero si eres capaz de compartirlos con otra persona los vivirás por tí mismo y por la otra persona. Y eso es lo que quiere hacer con Kageyama, sabe que probablemente... casi seguro, con mucha probabilidad, quizás... tenga sentimientos. Quiere saber cuales son, que los provoca, donde le nacen, hasta donde llega, quiere sentirlos y que a él también le lleguen los suyos.
Juegan a voleibol lo que queda de tarde, pase tras pase en el pequeño patio de la casa de los Kageyama, paran unos segundos a beber agua y atarse bien los cordones bicolor en el porche amaderado y terminan viendo como cae el sol, anonadados entre sudor y pensamientos ilusionados.

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⏰ Última actualización: Mar 29, 2022 ⏰

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