Parte 14: La mecánica del miedo

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Hoy era un día importante, ya les había dicho Takeda-sensei que tendrían una concentración en Mayo y que milagrosamente había conseguido un partido de práctica con un equipo importante de Tokio: El Nekoma.

Seguían siendo un grupo de estudiantes con potencial pero poca oportunidad de desarrollo. Eso era una verdadera pena, Suga lo sabía, quería secundar el sueño de Daichi, de ir a los nacionales para mirarle a los ojos y decirle que para ellos ES POSIBLE cualquier cosa. Incluso algo de esa embergadura. Así que, cuando llegó el nuevo entrenador se sintió feliz. Alguien apostaba por ellos, no tanto como Daichi y él mismo, pero la ayuda siempre venía bien y desde luego que él no iba a desaprovecharla. A veces se abrumaba sabiendo que su titularidad pendía de un hilo, quería jugar... pero también quería ganar, como parte de un todo. A veces es necesario que la lucha de algunos sea invisible. Para que brillen unos... quizás otros deban apagarse y darle su luz.

Hoy había partido de práctica contra el equipo del barrio en el que jugaba el nuevo entrenador, y todos estaban nerviosos. Formar dos equipos no fue complicado, necesitaban un colocador y Suga salió al frente. Quiere demostrar que hay otras formas de luchar y que la suya es válida aunque piensen que es un cobarde. Noya y finalmente Asahi compusieron el equipo rival y dejaron un Karasuno desvalido y necesitado, con miedo pero con ganas. Quizás esto solo iba de demostrar habilidades y trabajo en equipo... pero hoy, justo hoy demostrarían otra cosa.

El aplomo caía sobre Asahi. El partido continuaba ahí, fuera de su alcance y el tenía una cadena rodeando sus manos. Lo estaba intentando, el golpear el balón con más ganas que miedo, pero no le sale. Cruza alguna mirada con Suga, culpabilidad que flota en el aire y muere en pequeñas punzadas al corazón. La ansiedad de los cobardes, el miedo de los valientes. La debilidad del As.

Por el contrario la debilidad del rematador central residía en la envidia, que se ha instalado en las tripas de Hinata y no le deja pensar con claridad. Si fuera más alto... más fuerte... Los pensamientos se le hacen una bola que no puede tragar. Mientras mira al As, y por dentro le quema la sangre por lanzarse a por él, a saltar a ver si le alcanza...

Kageyama le ve. Le está viendo desde que comenzó el partido, no es que le preste al pelirrojo más atención que al partido.
No no no
En absoluto
Pero si está leyendo la mirada de Hinata, el anhelo y la impotencia que se dibuja en la comisura de su sonrisa ausente.
Este idiota.

La pelota rebota en hueso, fuerte y estruendosamente, como si cayera un meteorito pero en toda la frente de Shoyo. Cae en plano, el mundo le da vueltas y el pánico si cunde un poco cuando tarda más de dos segundos en erguirse. Lo que hace siempre sufrir y seguir, caerse y levantarse. Todos le han rodeado e Hinata les mira tocándose la frente.
Mierda me he distraído.

- ¡Creo que sigue respirando! - Tranquiliza Nishinoya.
- ¡Llamad a una ambulancia! - Pide Takeda-sensei a voz en grito.
- Poco le pasa para lo distraído que es... - Murmura sin moverse del sitio Tsukishima. El no es de esos que van a mostrar preocupación. Ni mostrar algo en general.

- Chicos estoy bien - Se ríe con demostración exhaustiva y conveniente de dientes y hoyuelos - Estoy acostumbrado ¡No hay de qué preocuparse! - Se excusa ante todos levantándose.

Kageyama no puede más, porque lo sabe, Hinata está fingiendo y ahora podría regodearse en sí mismo al darse cuenta de qué ha aprendido a leer al pelirrojo y eso es increíble pero, necesita hacer algo. Es consciente de que, lo que se le está pasando por la cabeza es algo muy idiota, esas cosas que no tienen cabida en el voleibol pero... Se trata de Hinata y quizás pueda permitirse hoy una idiotez... Una pequeñita... Por él.
- HINATAAA - Este le mira... con los ojos desencajados, comienza una huída lenta, pequeños pasos hacia atrás, uno detrás de otros... Quizás hoy es el día en que Kageyama me mata... - SE POR LO QUE ESTÁS DISTRAÍDO
- ¿EHH?
- Cuando supiste que había un As, no solo querías conocerle por admiración, sino también curiosidad... - Hablaba serio, seguro. Con la satisfacción de haber descubierto el mejor truco de magia - Piensas que, si fueras más alto, o si tuvieras más fuerza tu también podrías ser el As... Le tienes envidia - Tuerce la sonrisa en un mohín, molesto. Es un sentimiento que no sabe gestionar, la frustración de no poder cambiar quién eres. Hinata bufá inconscientemente, enfadado y avergonzado - Puedo entenderlo... - Trata de serle cercano.
- TU NO PUEDES ENTENDERLO TENIENDO EL CUERPO QUE TIENES - Grita Hinata. Como nunca ha hecho, le borbotea de la boca el resentimiento y no lo contiene. Todos le miran y la vergüenza le baila roja en la cara.

Marcas (Kagehina/Kuroken/Iwaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora