XVI - REGRESANDO A CASA

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El cuarteto comía dulces en su compartimento, cantaban y bromeaban. Eran sus últimos momentos juntos hasta después de vacaciones.
De repente la puerta se abrió, los muchachos guardaron silencio y pusieron cara de regañados.

–Buen día, chicos!— saludó con una sonrisa.

–Buen día también, jolie!— Sirius respondío.

–Hola Nebeth— hablaron Peter, James y Remus.

–¿Que tal? Oye Remus, quería hablar contigo— el mencionado se quedó pensando algo confundído— Es sobre la clase de pociones de hace unas semanas; Perdí un collar muy importante para mí, hoy llegaré a casa y lo quiero de vuelta.

–Nebeth...yo...— miró a sus compañeros buscando ayuda.

–No te estoy acusando de nada, sólo que fue la última vez que lo vi— se apresuró a decir— ¿No viste a alguien acercarse a mis cosas?

–No, no ví a nadie— respondío poco convencido.

–Es un tejón con la letra F grabada en la parte de atrás, es completamente de oro— la miraron sorprendidos— No es el valor monetario si no el sentimental, ha pertenecido a mí familia durante siglos.

–Se escucha como una reliquia extremadamente importante— dijo James.

–Si saben algo díganme, porfavor— suspiró— Feliz navidad!

Cuando ella se fue, Remus tenía una mirada de culpa y vergüenza.

–Oye Sirius— llamó— Deberias devolverlo.

–Tienes razón— jugueteó con el collar en su muñeca— Tal vez el próximo año.

–Qué?!!!— lo miraron escándalisados.

–Oigan tranquilos, si lo voy a devolver, pero no tán pronto— puso los ojos en blanco.

–Eres un maldito ladrón— lo regañó Remus.

–No fuí yo quien lo tomó de su mochila— canturreo haciendo que el licantropo se sintiera peor consigo mismo.

***


Al llegar a la estación, Nebeth caminó rápidamente en dirección hacía sus padres y los abrazó con fuerza.

–Alguen nos extrañaba— habló su padre.

–Me encanta, ¡quiero quedarme!— respondió ella.

–Me alegro de que así sea— inquirio su madre con una sonrisa.

–Aqui están los baúles— dijo Van acercandose— Oh, ¿celebramos algo?

–Tu hermana se queda— informó su padre.

–Oye, eso es genial, Patsy— felicitó.

–Vamos a casa, el viaje debío dejarlos agotados— concluyó el señor Fawley.

Al llegar a SweetLove House, los elfos domésticos los recibieron con alegría, mencionando que todo estuvo un poco más tranquilo de lo habitual; Acomodaron sus pertenencias y al llegar la hora de la cena, empezaron con una plática cómoda.

–Todo era diferente y emocionante!— dijo la rubia.

–Me alegra tanto que te sientas cómoda en lo que fue nuestro segundo hogar durante nuestra niñez y adolescencia— comento la señora Fawley.

SOUVENIR | Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora