En un mundo en el que los cambiaformas y hechiceros son pan de cada día, existe un reino llamado Hjörd Kingdom donde trabajan en equipo para mantener la paz en su prospero lugar.
El destino mueve sus piezas y los destinados a ser, se encuentran.
Da...
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Alain caminaba por uno de los pasillos del palacio, un poco aburrido y solo, pues Párduc estaba en unas reuniones, luego de estar un par de horas en la biblioteca donde lo había guiado su pantera, decidió explorar un poco el pasillo, pero se suponía que en ese momento debía estar camino al comedor privado del rey.
Pero su mente estaba distraída rememorando la espalda desnuda de su destinado mientras entrenaba, los músculos al igual que en su forma de pantera se movían debajo de aquella piel morena, Alain bufó pues cuando se acercó a su pareja este le esquivo pues estaba sudado y no quería ensuciarle, justo en el momento que estaba convenciéndole de que eso no importaba llamaron al rey para informarle de que sus reuniones estaban por comenzar.
“Jum yo que quería una sesión de besos” se quejó mentalmente el hechicero, girando por una esquina frunció las cejas contrariado -Me perdí- siguió caminando hasta que dio con un guardia pelirrojo -Ehm hola, me podrías decir ¿Qué camino debo tomar para llegar al comedor privado del rey?-
El hombre alto, de piel clara, musculoso, cabello rojo ondulado y ojos verdes como esmeraldas inclinó la cabeza respetuoso -Saludos, debe volver por donde vivo señor-
Alain se palmeó la frente -Iba por el camino contrario-
-Es normal señor, usted a penas lleva una semana aquí… Y el castillo es grande- resolvió el guardia.
-Al decir verdad hay partes que parecen un laberinto- se burló el castaño.
El pelirrojo se contagió con la sonrisa de la pareja de su rey, si este joven tan amable sería el consorte de su líder, el reino solo sería un lugar mejor.
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El rey Párduc caminaba por un pasillo en búsqueda de su destinado al no encontrarlo donde lo había dejado leyendo, mando a preparar el comedor para tener una cena especial con su pareja según el cortejo, proveyéndole una presa que él mismo había cazado en su forma animal.
Frunció el ceño al detenerse en una intersección cuando el olor a canela y hierba buena que identificaba a Alain le llegó de diferentes direcciones dándole a entender que su destinado seguramente se había perdido al explorar solo el castillo.
Negando con la cabeza dio unos pasos más para detenerse al lado de una pared con cenefas de madera oscura -¿Dónde está mi pareja?-
Una de las ranuras de la pared pareció cobrar vida, se escuchó un siseo y el único tipo de cambiaformas del reino que podía hablar en su forma animal hizo acto de presencia en la forma de una tanto hermosa como intimidante serpiente de escamas negras brillantes -En la puerta sur que da al jardín pequeño majestad-