En un mundo en el que los cambiaformas y hechiceros son pan de cada día, existe un reino llamado Hjörd Kingdom donde trabajan en equipo para mantener la paz en su prospero lugar.
El destino mueve sus piezas y los destinados a ser, se encuentran.
Da...
Nadie se acercaba a los tres primos reales, el rey a pesar de verse controlado ninguna persona se confiaba de ello porque mientras menos emociones mostraba Párduc más letal era, su aura y el olor que desprendía eran un grito silencioso que amenazaba con arrasar con sus enemigos con tal de hacerlos pagar y recuperar a su pareja.
Patreuk en su forma de lobo estaba que echaba espuma por la boca, luego de buscar a su manada y conseguir a su compañero inconsciente protegido por dos de sus lobos los cuales estaban gravemente heridos, había llevado a Daven al castillo donde lo atendieron además de la herida en su pierna, su nivel de magia estaba bajo pues lo uso para protegerse, por lo cual dormiría por unos días más, el mejor hechicero sanador de su clan lo estaba tratando.
Había encontrado a su pareja embarazada herido y agotado en una cueva, destrozó gran parte de la casa de la manada cuando fue a reunir a todos los que podían luchar.
El salón de reuniones del castillo no estaba en menor estado...
Cuando llegaron a la zona donde se dio la lucha el escenario que quedó atrás fue muerte y heridos que dieron todo por proteger a los hechiceros, los únicos supervivientes fueron una serpiente y las dos águilas que volvían a sobrevolar el bosque extendiéndose a otras áreas, en compañía de su escuadrón para rastrear por los cielos a los leones que se habían llevado a los hechiceros.
Pues Lyncis y Alain habían desaparecido.
Así que dejando bien protegido a un debilitado Daven en el castillo con diez lobos, así como demás guardias se unió a sus primos, se movía de un lado a otro gruñendo mientras otros lobos le seguía pero apartados, no querían correr la misma suerte del último árbol... Patreuk no podía estar tranquilo a pesar de que su pareja estaba relativamente seguro, resultó herido y corrió un gran riesgo, además de que sus primos a quienes amaba como hermanos estaban desparecidos...
Quería destrozar a esos leones por atreverse a herir a su compañero.
Mientras tanto Mitril se veía tan serio como nunca ninguno de sus soldados lo habían visto, temblaba de la rabia, su olor plagado de ira y preocupación, si siempre imponía ahora causaba temor.
El rey y el general dieron unas últimas instrucciones antes de salir en búsqueda de sus parejas, todos estaban en alerta total, el castillo fue protegido por magia y sobrenaturales pues a pesar de que sabían que iban a una trampa, no dejarían cabos sueltos ni bajarían la guardia hasta acabar con los leones invasores.
Mientras que parte del ejercicio protegía el castillo, otros resguardaban las calles, los clanes fueron puestos en alerta y dieron todo su apoyo al reino, reforzaron las defensas de las fronteras aún más de lo que ya habían hecho.
De esa manera, seguidos por un gran grupo de cambiaformas y hechiceros con diferentes tareas asignadas... Párduc, Mitril y Patreuk encabezaban las tropas dispuestos a la batalla.
Los tres tenían sed de venganza y solo una cosa los iba a saciar...
Se acercaba el final inminente de los leones invasores y su sangre sería el pago por su osadía.
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Día siguiente...
Castillo del reino Drakul.
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