En un mundo en el que los cambiaformas y hechiceros son pan de cada día, existe un reino llamado Hjörd Kingdom donde trabajan en equipo para mantener la paz en su prospero lugar.
El destino mueve sus piezas y los destinados a ser, se encuentran.
Da...
Finalmente los primos reales de Hjörd Kingdom en conjunto a sus compañeros acudieron al reino de los dragones para visitar al bebé de Cefeí y Draken, fue muy emocionante para los hechiceros llegar al palacio anclado en la montaña sobre el lomo de un dragón, los cuales fueron advertidos por el pantera y los lobos para que tuvieran sumo cuidado con sus compañeros embarazados, Daven contaba con alrededor de un mes, mientras que Alin y Lyncis con dos semanas aproximadamente.
Los tres dragones que llevaron a los hechiceros tragaron fuerte ante las veladas amenazas en las miradas de los ahora berserkir, si el detonante de su conversión fue el peligro al que estuvieron expuestos sus compañeros anteriormente, los fuertes dragones ni si imaginaban que pasaría si les sucediera el más mínimo rasguño bajo su cuidado.
Alain, Lyncis y Daven sonrieron con miradas brillantes a sus compañeros cuando estos los ayudaron a bajar de los lomos de los dragones, fascinados por la experiencia.
Mientras Párduc, Patreuk y Mitril quienes ya sabían lo que era volar en un dragón, mantuvieron a sus parejas cerca suyo marcándolos con su olor, si desde el principio fueron protectores con ellos, a partir de alcanzar su esencia plena y por los embarazos, se había multiplicado con creces.
Tras las presentaciones respectivas las parejas de Hjörd Kingdom, pasaron a la habitación donde se encontraba el príncipe Cefeí con su bebé.
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-Oh pero mira que precioso eres- hágalo Alain sosteniendo a su sobrino putativo, con su pantera mirando sobre su hombro mientras le abrazaba por la cintura.
-Gracias cuñado- agradeció un risueño Cefeí desde los brazos de su dragón en la cama donde guardaba reposo.
Alain arrullo al bebé de pelito negro y ojos verdosos en sus brazos -Es que Drakkar es hermoso ¿Verdad chicos?- pregunto mostrándoselo a sus primos.
Lyncis sorbió -Es una cosita hermosa- y se refugió en brazos de Mitril.
-Está sensible- dijo el general acariciándole la cabellera.
-Llorón- se burló Daven.
Lyncis le saco la lengua desde los brazos de su pareja -Lo dice el que antier destrozó medía habitación sólo porque se le acabaron unas galletas-
-¡Tú! Pequeña mi…- se enojó Daven.
Patreuk tapo la boca de su compañero y lo sujeto por la cintura cuando intento abalanzarse sobre su primo.
-¡Suéltame alfa que le quiero atizar!- exclamó removiéndose del agarre de su lobo.
Patreuk negó con la cabeza -Nada de peleas mientras estén embarazados- le dio énfasis a sus palabras colocando una mano en el vientre de su compañero.
