Once.

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-Lo siento- murmuro
-Llámame si algo pasa- asiento con la cabeza

Ian besa mi frente y baja del auto. Lo observo mientras cruza la calle y luego se pierde detrás de su puerta. Arranco dirigiéndome hacia el bar cerca de la casa de Jason dónde él y Seth solían ir. Comienzo a llorar con fuerza a penas me doy cuenta de lo que acaba de suceder.

 Realmente pensé que si mi cabeza alguna vez se aclaraba sería por un gran acto de amor que Seth realizara. Pero muy en el fondo sabía que lo había perdonado  desde su “propuesta no tan Seth”, pero no lloraba por tristeza. Lloraba de impotencia. Me odiaba a mí misma por ser tan débil, Seth no se merecía que lo perdonara tan fácil pero supongo que mi mente no quería aceptar lo que mi corazón ya sabía.

Comienzo a pensar en la reacción de Megan cuando se lo diga. En mi mente aparece Ian sonriendo y diciendo “te lo dije” y por último mi padre. Oh por dios, ¿qué va a pensar mi padre? Su esposa lo engañó con Seth y ahora yo quiero volver con él.

Enciendo la radio intentando distraer mis pensamientos pero la música triste que están pasando sólo incrementa mi llanto.

Estaciono enfrente del pequeño y oscuro bar y me tomo unos segundos para componerme. Miro mi reflejo en el espejo del auto. Paso mi dedo por debajo de mis ojos sacando la pintura que se había corrido y bajo del auto.

Miro a ambos lados y cruzo la calle oscura. Empujo la pesada puerta de madera y entro al asqueroso lugar. Era bastante oscuro y estaba lleno de hombres tatuados y enormes y chicas con escasa ropa que llevaban bebidas de aquí para allá. El humo de los múltiples cigarrillos se quedaba en el techo creando una nube de color gris e inundando de olor.

Paso la mirada entre las mesas de pool pero no puedo ver a Seth. Pasando saliva me abro paso entre las personas, que me dan miradas extrañas y asquerosas, hasta el bar. Me inclino en la barra y me dirijo a la rubia del gran escote.

-¿Conoces a Seth Wild?- frunce el ceño mientras me estudia
-¿Quién eres?- buena pregunta
-Soy su novia
-¿Alice?- asiento con la cabeza- oh, sí, ya te recuerdo- ríe aunque no nos conocíamos- Seth está por allí

Mi mirada sigue su dedo hasta quedar sobre el cuerpo inconsciente del morocho sobre uno de los sillones. Varios hombres de avanzada edad estaban sentados allí mientras jugaban una partida de póker.

Murmuro un “gracias” a la chica y sin asegurarme de que conteste camino hasta Seth intentando controlar el temblor de mis manos. Me agacho frente a él y muevo su hombro.

-Seth- murmuro pero no responde
-Niña- volteo hacia los hombres- ¿qué mierda quieres?- habla el más anciano de todos con voz ronca, seguramente por fumar tanto
-Vengo por él- ellos ríen
-Suerte con eso, no se ha movido en la última media hora- habla otro
-Y seguramente es un imbécil si te ha hecho venir aquí sola- asiento con la cabeza volteando otra vez hacia Seth

¿Y a ellos que mierda les importaba? Golpeo la mejilla de Seth pero sólo consigo un suspiro. Tomo sus brazos pasándolos por mi cuello y junto todas mis fuerzas para levantarlo de la cadera. Me tambaleo hacia atrás casi cayendo con él encima. Era muy pesado.

Comienzo a caminar hacia la salida prácticamente arrastrándolo mientras varios se ríen pero nadie me ayuda. Seth es malditamente pesado y no hace ningún esfuerzo por colaborar. Un auto toca bocina mientras el conductor me grita un millón de insultos cuando tardo casi 20 minutos en cruzar la calle con un desmayado Seth.  

Lo siento en la calle apoyando su espalda contra el auto e intento recuperar el aliento. No tenía idea de cómo levantarlo para sentarlo en el asiento del copiloto. Me agacho a su lado y comienzo a mover sus hombros mientras grito su nombre. Después de unos cinco minutos reacciona abriendo los ojos. Lo convenzo de que suba al jeep y arranco hasta mi departamento.

You Can't Erase The Past.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora