Uno.

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Febrero.

El ruido de la puerta me despierta y espero, sin abrir los ojos, que vuelvan a tocar pero nada pasa. Abrazo mi almohada dispuesta a volver a dormir.

La puerta vuelve a sonar.

Abro los ojos. Suena otra vez y me siento, mis ojos viajan al reloj, 4:00 a.m. Tocan por cuarta vez y me paso las manos por la cara mientras me levanto. La puerta suena dos veces más mientras me acerco a ella.

Apenas abro alguien cae sobre mí y doy un grito. Mis manos empujan los hombros del hombre separándolo de mi cuerpo y doy otro grito cuando reconozco la cara ensangrentada y lastimada de Seth. Mi brazo izquierdo rodea su cintura e intento levantarlo pero el grita. Mi pie patea la puerta, cerrándola.

Hago un segundo intento de levantarlo pero él vuelve a gritar. Esta vez tomo su cadera y prácticamente lo arrastro hasta el sillón. Cuando lo suelto su cuerpo se tambalea y cae al sillón de espaldas soltando un gruñido. Me arrodillo a su lado.

-¿Qué te pasó?- aprieta los ojos con fuerza
-Dylan- dice entre dientes mientras sostiene su costado derecho
-¿Cómo? Él no...
-El imbécil estaba contando lo buena que eras en la cama y cuando lo golpee sus amigos aparecieron- aprieto los labios
-¿Te duele la cabeza?- acaricio su cabello y él asiente

Me levanto y de la cocina traigo una aspirina y un vaso de agua. Le ayudo a beber todo.

-Tendré que bañarte para desinfectar las heridas y luego las curaré, ¿de acuerdo?- él niega
-No... me iré a casa
-Seth no puedes caminar- sus ojos se abren y puedo jurar que mi respiración se corta al volver a ver ese azul
-No tienes que hacerlo- su voz es ronca y le cuesta respirar
-Quiero hacerlo- susurro tan bajo que dudo que me oyera

Paso su brazo izquierdo por mi hombro y lo ayudo a pararse. Apoyándose en mí y en la pared logra llegar al baño para desplomarse sobre el inodoro. Me agacho frente a él y quito sus botas y medias, me levanto sacando despacio su campera de cuero. Sin demorarme, tomo el borde de su remera blanca, llena de sangre fresca y barro, y la saco por su cabeza.

Doy un paso atrás mientras tapo mi boca. La mitad de su torso está cubierto por sangre y un gran moretón de color morado, el morado más oscuro que haya visto.

-¿Cómo hicieron eso?- susurro
-Un bate- contesta sin darle mucha importancia

Ahora que veo la herida sé dónde colocar mis manos para no lastimarlo más. Lo ayudo a pararse y desprendo su cinturón. Desabrocho el botón de sus jeans negros y tiro hacia abajo repitiendo la acción con su bóxer gris.

Se apoya en mi hombro y sosteniendo su cadera lo meto en la bañera y lo ayudo a sentarse. Me estiro para bajar el rociador y lo prendo regulando la temperatura. Comienzo a pasar el agua por su cabeza y la mugre junto con la sangre escurre por su cuerpo hasta caer al piso donde se va por la rejilla.

Mis ojos encuentran los de Seth y me sorprendo al verlo llorar. Solo lo había visto hacerlo en dos ocasiones, cuando su madre murió y cuando terminé con él. Está sería la tercera en seis años de conocerlo.

-Soy patético- murmura y tapa su cara con sus manos
-No lo eres- mojo sus hombros
-Soy una mierda Alice, admítelo
-Todos necesitamos ayuda alguna vez- ignoro la intensidad de su mirada sobre mi rostro
-Tardaste más de lo que esperé en darte cuenta de que yo no te merecía
-Shh- lo callo

Tomo el shampoo y coloco un poco en mi mano, le paso el rociador a Seth y comienzo a amasar su cabello. La espuma tarda en salir la primera vez y cae por sus hombros llevándose la mugre. Pongo la segunda dosis de shampoo en su cabeza y lo enjuago dejando su cabello negro y brillante como lo recordaba.

Pongo un poco de jabón en una esponja y comienzo a refregar sus hombros, evito los múltiples moretones en sus brazos, paso por su fuerte espalda y me salto el torso por miedo a que una de sus costillas esté rota.

-Tenemos que ir a un médico- digo
-No iré al hospital- frunce el ceño
-Puedes tener una grave lesión y...- me interrumpe
-He tenido costillas rotas antes y el dolor no se compara, además, ¿qué le diré al médico? ¿Qué me caí?- me quedo en silencio, temiendo enojarlo con mi respuesta

Sus ojos estudian los míos por unos segundos y puedo ver cuando se oscurecen al entender lo que trato de decirle. Abre la boca pero la cierra, piensa un rato, escogiendo las palabras.

-No veré a Ian- sentencia
-Pero-
-Alice, de verdad te agradezco esto pero no veré a Ian- pongo mi mejor cara convincente
-Por favor- susurro y él suspira cerrando los ojos
-Siempre me sorprende la influencia que tienes en mí- con una sonrisa termino de enjugar su cuerpo
-Podemos verlo mañana a la mañana- sugiero
-¿Quieres que pase la noche aquí?- sus ojos se iluminan
-Ya lo dije, no puedes caminar y yo puedo dormir en el sillón- el brillo se apaga
-Yo puedo dormir en el sillón- agacha la mirada
-¿Para qué a todo esto le sumes dolor de espalda? Claro que no- sonríe de costado

Dejo a Seth en la habitación con su bóxer y me llevo el resto de la ropa para lavarla mientras busco el botiquín y hielo para su ojo. Cuando vuelvo a entrar en mi habitación está sentado con su bóxer puesto y los ojos cerrados. Me arrodillo frente a él.

-Sostén esto sobre tu ojo y empezaré con tu ceja

Hace caso a mis indicaciones y comienzo a retirar la sangre que vuelve a brotar de su ceja izquierda, coloco dos tiritas blancas que juntan el corte para que se facilite su sanación y me dedico al corte en su labio inferior.

Mis ojos miran sus nudillos con una mueca, la piel ya no existía en ellos y la sangre escurría hasta los dedos manchando los tatuajes. Todo indicaba que había golpeado a algo o alguien.

-Los nudillos no- él aleja las manos
-Seth puedo ver la carne- veo su nuez moverse mientras traga saliva
-Está bien

Tomo todo el cuidado que puedo mientas doy suaves toquecitos con el algodón lleno de alcohol. Su rostro se contrae en una mueca de dolor pero no me detengo, tenía que sanarlos. Cubro su mano izquierda con una venda y la ato en su palma. El cambia de mano para sostener el hielo y repito la acción con la mano derecha.

-Bien, necesito que te acuestes y te pondré una crema que aliviara el dolor- asiente

Comienza a recostarse realmente despacio. Aprieta los ojos con fuerza y suelta un jadeo cuando su espalda toca el colchón. Hago una mueca y me arrodillo frente a él. Tomo un poco de la crema amarillenta. Se sentía fría en mis dedos mientras sobo su abdomen. Seth gruñe.

-No aprietes tanto- dice entre dientes y alejo mis dedos

Tomo un poco más de crema y apenas tocando su piel la esparzo por la longitud del moretón. Una vez que termino, gasto lo que me queda de gasa rodeando su torso.

-Gracias- susurra una vez que termino y le sonrío

Salgo de la habitación y guardo el botiquín en su lugar, coloco el hielo de nuevo en la heladera y paso la ropa de Seth de la lavadora a la secadora. Cuando vuelvo a entrar su brazo está sobre sus ojos y me acero a la mesita de luz donde apago el velador.

-Quédate conmigo- retira el brazo para mirarme
-Seth...- sus ojos son brillantes aún en la oscuridad
-Hasta que me duerma- se quejaba de mi poder sobre él pero cuando esos ojos me miraban no podía negarme a nada
-Hasta que te duermas- confirmo y me siento en el piso

Seth estira su mano y aprieta la mía. Nos quedamos así por varios minutos sin decir nada. Mis ojos inseccionan los tatuajes en sus brazos pero no encuentro ninguno nuevo. Observo su pecho subir y bajar tranquilamente y siento como se afloja su agarre en mi mano. Me levanto y luego de taparlo bien salgo de la habitación.

Me dejo caer en el sillón con las lágrimas mojando mis mejillas sin control. Abrazo uno de los almohadones intentando deshacerme de la presión en mi pecho pero la amargura logra subir por mi garganta dejando un sabor agrio en mi boca.

You Can't Erase The Past.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora