Abrí los ojos y lo primero que vi fue luz, los volví a cerrar y abrir varias veces intentado acostumbrarme, me siento mareada y raramente débil, como si todas mis energías hubieran sido quitadas de repente.
Puedo sentir que estoy recostada sobre una cama por lo cómoda que se siente, intente sentarme en ella pero no pude ya que mis brazos fallaron cuando los recargue en la cama, solte un bufido y mire a mi alrededor.
Puedo ver a mi lado una especie de mueble de metal con tres cajones y arriba papeles, también pegadas a la pared había varias máquinas raras con cables sobresaliendo de ellas, seguí el recorrido de los cables hasta darme cuenta que están conectados a mi, me asuste y volví a intentar levantarme pero nuevamente no tuve éxito. Voltee al otro lado de la habitación y contemple una puerta también de metal pero de un color negro y se veía gruesa, tenía una ventanilla circular en la parte superior y la manija era dorada, las ansias de levantarme y salir por esa puerta me rodearon por completo, con más esfuerzo que antes logre levantarme pero apenas mis pies tocaron el suelo me caí a este dando un fuerte golpe en mi cabeza.
Cerré los ojos intentando apaciguar el dolor pero no funciono y me queje en voz alta, lleve mis manos a mi cabeza notando la sangre botar de ella, me insulte internamente por ser tan estúpida y me arrastre hasta la pared más cercana para recargar mi espalda en ella.
Escuche pasos fuera de la puerta y mire a ella con desconfianza, a los segundos la puerta se abrió y dieron paso a dos ¿guardias? armados seguidos de una mujer morena y delgada, vestía una bata blanca y unos tacones delgados, a su lado un hombre corpulento de rasgos marcados y profundos ojos marrones me miraban con superioridad y un toque de burla ¿Quiénes son?
—Que bueno que despertó señorita Sawyer- habló la mujer fingiendo una sonrisa mientras se agachaba a mi altura ya que seguía recargada en la pared -Aunque debo decir que la esperaba menos...sangrienta.— tocó la herida en mi cabeza y con un movimiento brusco la aparte.
—¿Donde...donde esta...Clarke?— mi voz salió ronca, apenas audible de manera pausada y temblorosa.
—¿Perdona? no te escuche.— la mujer puso una mano en su oído queriendo escuchar de nuevo.
—¿Donde esta Clarke?— pregunte esta vez con más firmeza.
—Lo siento querida, no tenemos idea de que hablas.— dijo la mujer con falsa dulzura en su voz.
—¿Donde estoy?— cambie la pregunta.
—Estas en Monte Weather, un lugar seguro.— habló por primera vez el hombre.
—¿M-monte Weather? ¿cómo...cómo llegué aquí?— pregunte con desconfianza.
—Te encontramos tirada en el bosque, tu aspecto no era el mejor pero pudimos diferenciar que no eras un terrestre.— contestó el hombre con una voz tan tranquila que hizo sentir escalofríos.
—¿Y Clarke?— volví con mi primera pregunta.
No confío en esas personas, en realidad no confío en nadie además de mi circulo de amigos desde que me entere que había más sobrevivientes en la tierra, me preocupa Clarke, ¿Dónde esta? lo último que recuerdo es besar a Clarke, no hay más recuerdos adelante además de...¡el humo rosa! por supuesto, recuerdo el humo rosa y hombres con armas y máscaras raras, es todo.—¿Quien es Clarke?— preguntó el hombre confundido.
Abrí la boca para contestar pero me arrepentí al instante y la volví a cerrar, si le digo a ese hombre que Clarke es mi novia puede usarla como ventaja en un futuro y no se lo permitire.
—La líder de los 100.— respondí levantando ligeramente la barbilla orgullosa.
—¿La líder eh?— el hombre sonrió —Te aseguró que solo te encontramos a ti, y como no estabas en buenas condiciones estás aquí.— abrió sus brazos señalando la habitación.
—¿Como saben mi nombre?— pregunte mirándolo fijamente intentando ocultar la molestia que crecía dentro de mi.
—¿Que?— el hombre frunció el ceño.
—Cuando llegaron, ella...— apunte a la mujer —dijo mi nombre.
—Oh, si, eso, bueno...tenías una placa con lo que supongo era tu nombre en tu chaqueta.— mintió.
—Quiero irme.— ordene.
—¿Irte? ¿por qué?
—Quiero a mis amigos.— volví a decir.
—Oh querida, eso no va a ser posible...— el hombre se acercó a ella y le tomó la barbilla —Me he preguntado desde que llegaste...¿Cómo una niña puede correr tan rápido?
Abrí los ojos como platos aterrorizada mientras me paraba bruscamente y me alejaba de ellos, ¿Cómo sabían? estoy segura de que ninguno de los 100 sería tan idiota como para decirlo, luego recorde a los terrestres chismosos. Mire las máquinas y los cables aún conectados a mi y los quite bruscamente.
—¿Que es eso?— señale las máquinas.
—Monitores, una de ellas sirve para absorber energía de un cuerpo humano o ya sea cualquier ser vivo, estaba conectada a ti y por eso no despertaste durante dos semanas, cuando lo hiciste estabas débil y mareada, es como si sacaran la sangre de ti pero en su lugar quitan tu energía.— respondió la mujer.
—No entiendo.— dije confundida.
La mujer rodó los ojos.
—¿Ves eso de allí?— apuntó una de las máquinas donde se veía algo rojizo y amarillento en un cubo demasiado pequeño —Es tu energía, toda la que usas en dos semanas.— dijo fascinada.
De repente toda la confianza que tenía me abandono por completo.
—¿Eso quiere decir que...
—No puedes correr.— se burló el hombre con voz aguda.
Asustada lo empuje y corrí hacía la puerta pero como dijo el hombre, mi velocidad fue la de un humano normal y los guardias me agarraron de los brazos.
—Lo siento Diana, pero también quiero correr.
Los guardias me recostaron en la cama y pusieron esposas en mis manos para asegurar de que no escaparía. Todos salieron de la habitación y me dejaron sola y amarrada.
Cerré los ojos de frustración y me dispuse a llorar.
—Clarke...— susurre.
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Si quieren hacerle una portada, estaría agradecida, no soy buena con las portadas.
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Idiota - Clarke Griffin 2
Pertualangan-Eres una idiota.- dice golpeando mi brazo. -Pero soy tu idiota.- digo con una sonrisa. Ella asiente con la misma sonrisa y junta nuestros labios en un corto beso. _________________________________________ Este libro esta basado en la segunda tempor...